Experience Tumblr Like Never Before
¿Qué pasaría si existiera... Tan sólo uno más de ellos? Los Osmundos son reconocidos por ser seres hipersensibles. Seres amables, comprensibles y muy inocentes. Seres de quienes se aprovecharon a la menor oportunidad. Crueldad, mientras vivían entre los humanos sólo eso recibían. Y por ser tan bondadosos no se protegían ni tampoco los culpaban. Sólo.. se dejaban utilizar.. Y en menos de lo que se dieron cuenta ya no habían más de ellos. La humanidad es así, no sabe apreciar lo que tiene hasta que ya no ésta. Los Osmundos también son conocidos y muy queridos por todos lados por poseer magia. Magia de sanar, de cambiar la realidad y de hacer sentir a las personas bien. Irradian instintivamente un aura que calma a todo ser a su alrededor y que relaja los cuerpos y las mentes. Era realmente culpa de los humanos el que ya no hubiera más seres como ellos. Sólo culpa de ellos. ¥₩^/*\^₩¥ Debía moverme rápido o llegaría tarde. En el trabajo había que ser puntual o serías despedido. Estaba a tan solo un giro de esquina para llegar cuando chocó con un cuerpo que salió de la nada y lo empujó al suelo. Le dolió la cadera al caer sentado y algunas lágrimas se asomaron en su rostro, pero se colocó de pie de inmediato, observo a la otra persona que tal parecía que no había caído al suelo. - ¡Lo siento mucho!, ¡No veía por donde iba! - Realizó una reverencia y pidió disculpas por su descuido, no estaba del todo atento por el horario de su trabajo, recordando eso observó su muñeca y con ello la hora dándose cuenta que tenía tan sólo unos tres minutos para llegar. - ¡De verdad lo siento, pero debo irme! No espero más respuesta, por más que aquello hubiera sido realmente grosero de su parte y retomó su carrera hacia la cafetería, doblando la esquina y adentrándose en la segunda puerta a su derecha. - ¡Sawada!, ¡Justo a tiempo, de nuevo! - La voz de una fémina se escuchó fuerte y claro apenas cerró la puerta a sus espaldas. - ¡No diré nada esta vez tampoco!, - La escuchó suspirar para luego suavizar su tono. - Pero al menos una vez intenta llegar con algunos minutos de sobra. - Lo siento mucho, Lal Mirch. - El castaño apenado mantenía su cabeza agachada y enrollaba su dedo en el dobles de su camiseta. - Vamos, Tsuna, debemos abrir ya. - Suavizando el ambiente le llamó con un tono aún más amable caminando hasta él a darle una cariñosa palmada en el cabello esponjoso. - ¡Si! - Y con ello observo al castaño recuperar toda su emoción, corriendo hacia la cocina a cambiar su traje, dejando en el camino un agradable cambio de aire. No pudo evitar suspirar al verlo cruzar la puerta. Una sonrisa se formó