Khr AU (Crossover con Avengers: Infinity War) Parte 4
La Niebla mayor también estaba allí, y realmente no podía no adivinar qué había sucedido para que su Cielo estuviera de esa forma, aunque la cantidad de poder era exagerada, demasiado, incluso para la idea que tenían de que era realmente poderoso.
Decidió dar los pasos que le faltaban para estar cerca de la frontera del montón de fuego, llegando a pasar a los otros elementos y llegando rápidamente a los límites que su propia piel podría soportar de calor.
Incluso si le gustaba molestarlos a todos e incluso insinuar demasiada veces que poseería a Tsunayoshi, el dolor de su Cielo no podía serle indiferente y estaba muy seguro de que era el que más sufría a pesar de todo.
Y aunque como niebla no tenía nada que realmente su Cielo no pudiera vencer, sólo podría intentar que lo escuchara, aunque no era el mejor en eso tampoco.
- Tsunayoshi.. - Observó que el pequeño cuerpo hecho un ovillo y sosteniendo su cabeza, muy probablemente arrancando su cabello mientras se culpaba de todo, no le prestaba atención para nada.
Realmente le dolía ver a su Cielo así.
- Podremos resolver esto, Tsunayoshi.. - Y aunque el castaño no se movía de su sitio y él mismo sentía temblar sus palabras, no bajo el inmenso poder sino bajo la idea del dolor que podría estar pasando. - Todo estará bien..
Y aunque los otros podrían haberse burlado por tales palabras no lo hicieron, y a él no le hubiera importado menos.
Sabía que sus palabras no podrían realmente tener razón, pero pareciera que fueron suficiente para distraerlo y que bajará la fuerza de sus llamas lo suficiente para que las llamas de lluvia pudieran llegar a él y en un parpadeo desaparecieran el domo de fuego que había amenazado destruir mucho.
Sí, había sido un día difícil para todos los que sobrevivieron.
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Sus ojos cansados observaban hacia adelante, con la mente en blanco y los sentimientos apagados.
No sabe dónde está y tampoco que sucedió, pero no se esfuerza mucho por intentar recordarlo.
Entonces, vi la imagen y pense:
- Midoriya podría ser una especie de Noumu super creepy que obviamente es controlado por Shigaraki.
- Podría haber sido tomado antes de que All Might le diera su peculiaridad.
- Algo en el experimento funcionó diferente de todos los otros y continuó con Izuku sin un cambio físico brusco, además de el baño de cicatrices evidentemente.
- Obviamente 'este' Noumu va a atormentar la mente de Bakugo y sus pensamientos acerca de como planea volverse un héroe.
- Izuku tiene esta sonrisa torcida y permanente, como el chico de la película de Coraline, y es aterrador a la vista por más que su cuerpo pequeño y el primer vistazo a él diga lo contrario.
- Aún en blanco referente a los Quirks adheridos a su cuerpo, pero definitivamente pienso que su cuerpo podría haber creado un Quirk a la fuerza en un último deseo de protegerse; Algo así como una expulsión del cuerpo astral, o el alma fuera del cuerpo. ¿Cómo trabajaría Deku con eso sí siguiera consiente debajo de todo ese monstruo construido maquonariamente?
- Deku usaría unas rodilleras especiales como en su traje para su version de Shoot Style.
Finalmente una relación sana entre hermanos!!! Sabiendo el mal historial de la batifamilia :V
Bad Fenton parents reveal but instead of the usual Trope of going to Gotham he goes to Bludhaven just a few months before Nightwings first appearance.
Danny accidentally stumbles into information breaking mostly because he's Gathering all of his information himself by accidentally stumbling into back alley deals, he is not supposed to find and then turning intangible so he doesn't get shot at.
Danny isn't really Nightwings priority when he first gets there and he definitely uses his services as he's cut off from his main source of information.
The two of them end up having a very good relationship as the two of them are bouncing quips off of one another by their second meeting. Danny brings out the side that is mostly tucked away at the time from Nightwing as he is still in his angsty just left home phase.
Nightwing doesn't tell the bat family about Danny originally because he is estranged but eventually it becomes Danny being only his team. Gotham has all of the bat family and Nightwing has Danny. It will take years before anyone meets Danny.
Eran mis ojos observando desde dentro y a través de otros ojos, pero... Era yo. O quizás era otro yo. No podía ver nada más que las comunes calles que componían el recorrido normal que utilizaba para realizar mis tareas. Pero algo era diferente. A pesar de que podía ver la gente extraña ir y venir como acostumbraba, algo era diferente. Y sabía qué era lo diferente. Como si el mismo viento susurrara el hecho que podía romperme en instantes, podía escuchar. Ellos ya no están. Y eso era todo. Mi familia ya no estaba.
Yo también lo espero
Raphtalia: well you know what they say, you only live once.
Naofumi: I sure fucking hope so cuz I am not enjoying this
Fight fell [KHR]
(Escenas escritas para una parte 2 de una historia de wattpad que había escrito y se llama: Nuestro adorado cielo)
Cuidar de este chico no va a traer buenos resultados.
Ése había sido el pensamiento del Hitman, ex arcobaleno del sol.
Antes de que todo esto comenzará.
Antes de que todo este problema comenzará.
^#&*&#^
Le extrañaba verlo con esa apariencia o bueno no tanto si pensabas que estuvo encerrado en un frasco por unos años.
Aún así, según él, era irresponsable dejarle para cuidar a ellos a ese monstruo.
Pasara el tiempo que pasará.
Tuvo que apretar su puño para alargar esa poca tolerancia que tenía, para asombro de muchos.
Tenía que dar el "magnífico aviso" de su nuevo huésped, y aquellos incompetentes niños de jardín no podían quedarse quietos y en silencio por unos miseros minutos cuando estaban en una misma habitación.
Respiro profundo y observó por un segundo a su estudiante que estaba observando a sus propios guardianes con algo de pánico.
Si bien ese chico era el único candidato que pudo aparecer no se había comparado con el gran Cielo que habían...
Entrecerró sus ojos al pensar aquello.
Eso no importaba.
Carraspeo su garganta, sabiendo de antemano que aquello no llamaría la atención de aquellos incompetentes.
De un movimiento veloz de los que se conocía al Hitman número uno del mundo, tomó su arma y apuntó al techo disparando una sola bala lo cual provocó que el sonido retumbaba en toda la habitación.
Logró que todos voltean a observar en segundos con esa desfigurada expresión de temor palpada en sus rostros junto con la palidez apoderarse de sus cuerpos.
E incluso Mukuro y Hibari..
La expresión misma del terror.
Una de la que lastimamente no podría ser causante.
Y eso daba terror.
En ese instante se volteó sobre sí mismo apuntando a lo que antes le había estado dando la espalda como ignorante, palideciendo al instante como si hubiera visto un fantasma.
- Ya despertaste, ¿Te sientes bien? - Yurikiri habló entre medio de todo el silencio con el recién llegado, ignorando olímpicamente el hecho de que sus guardianes palidecieron de un segundo a otro y no pudieron reaccionar adecuadamente.
Ante aquella persona aún desconocida para él.
Un convicto de Vindice.
Aquello era lo único que sabía de él.
Una pálida mano era lo único que servía como apoyo a un flojo, delgado y a simple vista frágil cuerpo de lo que parecería ser un muerto en vida.
Vestido solo con una camisa a la cual le faltaban los primeros dos botones con manchas rojas transparentes que se mezclaban con el tono gris de la propia prenda, y unos pantalones negros que se notaba a leguas que estaban muy desgastados por el uso que le dieron.
Descalzo y con una mirada perdida en algún sitio lejano.
- ¿T-Tsuna?..
- Tsunayoshi...
Unos ojos perdidos que no parecían querer volver.
-*~*-
Los guardianes sólo reaccionaron a sacar sus armas en cuanto esa presencia aterradora había salido de la habitación en compañía del jefe de Vongola.
No pudiendo entender lo que sucedía.
- ¿E-ese... era... Juudaime?
Incluso las palabras parecían borrarse del sistema.
- Se encontraba... en Vindice...
- Esto es temporal.
Todas las miradas cayeron sobre el Hitman al escuchar su voz tan seria.
Aún así ninguno tuvo el tiempo de realizar alguna pregunta a ello.
- El lugar en que lo mantenían encerrado ya no está en condiciones, - Observó a cada uno endureciendo su rostro al recordar la poca información que le habían brindado. - por lo tanto se quedará con nosotros, a más tardar un mes, hasta que resuelvan el problema.
No se oía ninguna protesta por el hecho de que aún la noticia estaba siendo digerida.
¿En verdad... él era Tsuna?
#*$/^\$*#
Había tomado del brazo derecho pálido, frío, casi inerte de aquella persona quién aún no conocía.
No sabía quién lo había guiado desde la enfermería de la mansión hasta donde ellos estaban.
Porque el lugar era verdaderamente grande.
Incluso él se perdía aunque fuera su casa, a palabras de su tutor.
Ahora lo llevaba hacia el comedor del lugar porque esa palidez y delgadez decían todo.
Más el contrario la pregunta que le había hecho antes al verlo despierto no había sido respondida, incluso ni le dirigía la mirada.
Era como si lo ignorara.
Pero no se negaba a que lo ayudará a caminar o que lo guiará a algún sitio que desconocía.
Simplemente se dejaba jalar caminando con pasos torpes que no se le enredaban entre sí o eran arrastrados.
Era triste verlo de aquella forma.
No quería ni pensar en qué clase de lugar había estado viviendo.
Lo único que sabía de él era que "Es un convicto de Vindice" fuera lo que fuera eso y que se llamaba "Tsunayoshi", según había escuchado decir a Mukuro.
O tal vez no era su nombre y sólo lo llamaban así.
Fuera como fuera debería preguntárselo a él para saber, parecía haber una historia detrás.
Pero por el momento lo llevaría a probar alimento.
Llegaron finalmente a las escaleras.
Por lo que rodeó la espalda ajena con su brazo izquierdo y llevó a sus propios hombros el brazo derecho del otro, ayudándole poco a poco a bajar las escaleras.
No podía cargarlo en su espalda porque por más que fuera delgado él mismo podía apenas con su cuerpo.
A la mitad de las escaleras unos sirvientes de la casa lo vieron y subieron las escaleras para ayudarle hasta que le vieron el rostro al chico pálido.
Quedaron petrificados e incluso algunos se apartaron temerosos.
Era muy extraño por lo que cuando iba a preguntar salieron disparados hacia algún lugar.
Dejando que terminara la tarea que comencé sólo.
Llegando al final de las escaleras y caminando hacia el comedor.
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Todas las actitudes eran extrañas.
Las de sus guardianes, la de su tutor, la de los trabajadores de la mansión, todo era extraño.
De algo no estaba enterado.
Había ayudado al castaño pálido a sentarse al lado de él en una de las sillas de los costados de la enorme mesa.
Y las cocineras habían preparado el almuerzo y lo habían servido a lo largo de la mesa.
Sus guardianes y su tutor comían, pero con un comportamiento extraño ante sus ojos.
Él intentaba comer, pero apenas girando su rostro notaba que el muchacho pálido no comía y sólo observaba el suelo evitando las luces y la iluminación que entraba de afuera a través de las ventanas.
No comía y eso me preocupaba.
- Oye, ¿Cómo te llamas? - Intenté preguntarle sintiendo los saltos de sorpresa de algunos de mis guardianes en la mesa por romper el silencio incómodo que intentaban mantener.
Pero sólo recibí silencio de su parte.
- Yo me llamo Omoga Yurikiri. - Intenté presentarme al no tener ninguna reacción del contrario y continuar hablando con voz tranquila.
Pero sólo recibí la misma respuesta.
El silencio.
Mordi la piel dentro de mi mejilla sintiendo remordimiento por ello mientras observaba mi propia comida.
Ya ni siquiera tenía ganas de comer.
Mordí más fuerte la piel y apreté mis puños debajo de la mesa, no sabía porque pero me sentía inútil.
En un segundo me asuste al sentir una fría mano posada en la mejilla que mordía con fuerza.
Me precipité a voltear hacia mi izquierda, hacia el chico que era dueño de la fría mano el cual me observaba sin expresión, y con sus ojos perdidos.
La otra mano de él se movió lenta y de forma extraña hasta una de mis manos que apretaba con furia y la acarició de forma torpe y lenta.
Parecía perdido, ausente pero aún así ¿Sentía el dolor ajeno?
Voltee a ver a quienes son mis familia ahora encontrándome con que todos habían alzado sus armas hacia el chico a mi lado.
Observando alarmados sus movimientos.
En cambio volviendo a ver al castaño, esté simplemente los ignoraba dando caricias en donde yo ejercía dolor físico.
Era un muchacho extraño.
Afloje mi agarre cediendo a aquellas cálidas caricias.
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Era extraño pero terminé dando de comer al muchacho, que creo es más chico que yo.
En su comportamiento entendí que ya no sabía manejar sus manos y recordando las escaleras, tampoco sus pies.
Por lo que opté por tomar una cuchara y darle el puré de papas como si fuera un niño.
Y sorprendiéndome a pesar de mostrarse fuera de la realidad, del contorno, perdido, se dejaba hacer, se dejaba alimentar incluso más cooperativo que cualquier niño.
No decía una sola palabra, no se quejaba y no pedía más, simplemente esperaba en silencio a que le llevará alguna otra cosa para ingerir.
Incluso llegó a pensar con terror que si le diera una cucharada de clavos el contrario se la tragaría.
Fue horrible pensar aquéllo.
Pero estaba creyendo que el otro, por la forma de obedecer sin rechistar y en silencio, era capaz de dejarse mutilar.
#$&*&$#
Me.. ahogó..
Me.. ahogó..
El aire.. es muy liviano.. no puedo... respirar bien...
¿Qué.. sucede?
¿Dónde.. ésta el agua?
¿Qué es.. esto?
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- Tienes que permanecer acostado y comer suficiente para recuperarte. - Habló el peli negro terminando de tapar al castaño con las mantas en aquélla cama.
El contrario simplemente observaba el vacío llegando a sorprender al jefe al de repente extender un poco su mano de la cama casi queriendo alzarla hacia el techo.
- Gao. - Un ruidito provocó que el de pelo negro perdiera su concentración del techo, creyendo que allí es hacia donde el contrario quería llegar, para que observara nuevamente la cama pegando un sobresalto al distinguir un animal de fuego justo al lado del castaño.
- ¡Wua! - Y cayendo al suelo de trasero sorprendido.
- Gao. - El pequeño y sorprendente animal de fuego se pegaba a las mejillas del castaño dando mimos y ronroneos a aquél rostro inexpresivo sin llegar a dar incentivos de estarse quemando. - Gao.
Un portazo repentino provocó otro sobresalto y un pequeño paro cardíaco en el peli negro.
- ¡Yurikiri!
- ¡Jefe!
- ¡Yuri!
Provocado por sus guardianes y tutor quienes entraban a la habitación armados y listos para atacar cualquier objetivo y amenaza contra su jefe.
Sólo observando un pequeño león de fuego parado frente a la cama en la que estaba el castaño observando el techo mostrando los dientes al sentir tanta amenaza hacia su dueño.
Advirtiendo que no se acerquen o los atacara.
- ¿Qué sucedió aquí? - Preguntó furioso el se sombrero apuntando con su arma hacia el animal hostil.
Atento a cualquier movimiento en falso de aquella criatura enlazada con una bestia incontrolable cuya cantidad de poder es desconocida.
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Se habían ido de la habitación luego de cerrarla con llave, de parte del patilludo, hacia la oficina del peli negro.
Quien estaba enfadado y extrañado de todo aquéllo.
Incapaz de saber porque no querían contarle todo lo que sucedía.
Al menos alrededor del chico pálido.
Si bien sólo era un niño quien había vivido una vida normal y de la nada era una persona importante del bajo mundo.
Porque un anillo brilló en sus manos.
No lograba entender nada.
Y a pesar del miedo no quería ser una persona ignorante sobre todo lo que sucedía, por lo que se hartó de estar en silencio.
- Reborn. - Preguntó ya cansado y decidido en preguntar, llamando la atención del Hitman el cual estaba perdido con la mente en algún lado al igual que los otros guardianes presentes. - Soy el único que no entiende del todo lo que sucede.
El mayor simplemente lo observó serio, al muchacho no debería importarle que le suceda a aquella cosa.
No lo conocía y tampoco tenía nada que ver con él.
No afectaría en nada el que conviva por quizás menos de un mes con el castaño.
Claramente si esté no lo ataca.
Ya que una vez vuelva a Vindice no lo volvería a ver o a tratar con él.
Era muy simple.
Y era verdad si quería hacerlo un buen mafioso, un buen jefe de la mafia debía informar de todas las cosas oscuras que atraía la mafia y de las cuales no podría huir.
Y él siempre pensaba que había que estar preparado.
El niño debía de estar preparado.
- Bien, te contaré todo.
Y con eso la historia debía seguir continuando.
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- ¿Quién es exactamente?, - Alzó una ceja el patilludo, casi con rabia, al preguntar al aire, o quizá a sí mismo, aquélla pregunta. - El Décimo Vongola. - Contestó casi queriendo apurarse e irse, fundido en recuerdos, quizá.
El más pequeño de la sala, el que no tenía idea, de nada más que el lugar desconocido del que venía el castaño, sintió en ese instante, que el pecho se le cerraba, del impacto de la no tan delicada respuesta dada.
- ¿Qué..? - Fue la sorpresa soltada que pudo formar con el aire que se le escapaba.
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Me.. ahogó.
Me pica.. mi cuerpo.
¿Qué.. es esto..?
Muevo mi mano.. y logro sentir algo suave bajo ella, no puedo tomarlo, pero está frío.
- Gao.
Escucho ese sonido y se me hace tan conocido.
No logro ver bien, mis ojos no quieren enfocar, sólo me dejan ver todo borroso, sólo esta todo blanco.
Hasta que algo se planta sobre mi cuerpo.
Y se acerca hasta mi rostro, dejándome sentir una suavidad y calor reconfortante, lo suficiente hasta que puedo enfocar y ver unos ojitos y un cuerpecito pequeño.
Ah.. es el perrito..
- ¡Gao, Gao!
Puedo sentir su áspera y pequeña lengua pasar por mi nariz y mis mejillas.
Parece que sí nos volvimos a ver.
- ¡Gao, Gao! - Parecías contestarme, casi sonriente.
Que lindo eres.
- ¡Gao!
Sólo digo la verdad.
Friega su pequeña cabecita contra mi mejilla.
Es tan cálido.
Dime pequeño, ¿qué es.. estó?
- ¡Gaao! - Saltó desde mi pecho hacia mi izquierda, no dejándome ver hacia dónde fue a parar desde donde estoy.
No puedo verte.
- Gao
¿Qué es lo que quieres?
- Gao.
Moví mis brazos y los apoyé sobre la cosa suave y fría bajo mi cuerpo.
Y comencé a ejercer fuerza para sentarme.
¿Qué era.. está superficie suave?
Y estas telas, ¿Están envolviendome...para qué?
Observé sentado hacia todos lados viendo borroso.
¿Ahora qué?
- Gao.
Lo escuché pero no pude verle, por la mala visión en todo esté blanco.
Pero pronto lo sentí sobre mi cuerpo de nuevo, al perro, justo sobre mis piernas.
¿A dónde vamos a ir?
- Gao
Pero no creo que funcionen.
El perrito brillante sólo observó hacia abajo, inspeccionando mis piernas.
- Gao. - Mencionó volviendo a verme.
Hace tiempo que no las uso pero si tanto quieres que lo haga...
Lo vi saltar de nuevo hacia mi izquierda saliendo de mi perímetro de visión.
Teniendo el momento para arrastrar mis piernas fuera de todas las telas frías y de la superficie suave.
Poniendo ambos pies en el suelo y dando un impulso para colocarme de pie.
Bien.. ¿Ahora.. qué?
- ¡Gaaaooo!
Bien, te seguiré.
- ¡Gao!
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Yamamoto.
Gokudera.
Sasagawa.
Bovino.
Ni siquiera Rokudo.
Ninguno quiso mirarme.
Pero, ¿quien los culparía?
Yo no, ya que me acababa de enterar de que el chico pálido con el cual todos los de la mansión mantienen todas las distancias que pueden, era literalmente su Jefe.
No le hablaban y salían corriendo.
Excepto mis guardianes.
Ellos sólo lo observaban atónitos al principio y ahora lo mantienen vigilado.
Si ese chico es el Décimo Vongola.. ¿Por qué yo también lo soy?
¿Si ya lo tenían para qué me buscaron?
- Es un asesino muy peligroso. - Había dicho mi tutor, casi como si estuviera respondiendo mis pensamientos. - Y estará con nosotros temporalmente en lo que Vindice logra reparar el estanque en el que lo mantuvieron.
Era el único que mencionaba palabras, los cinco guardianes presentes sólo se mantenían al margen observando hacia cualquier lado menos a él, o incluso perdidos en sus pensamientos.
¿Estanque?
Es la Mafia más peligrosa del mundo, claro que... aunque me da miedo pensarlo, el jefe debe ser un asesino a sangre fría.
¿Para ellos, porque eso estaba mal?
Si todos ellos.. asesinaban también, es así... lamentablemente.
- ¿Por qué es diferente con él?
No pude evitar obviar mi duda, escuchando las exhalaciones precipitadas de aire, sorprendidas.
Reborn sólo me observó sin ninguna emoción y se quedó en silencio.
- Tú no lo conocías antes.
Fueron las únicas palabras que le soltó el Hitman.
- Sawada Tsunayoshi. - Mencionó el mayor, sonando frío y quizás sólo un poco asqueado, provocando el temblor de varios en la sala. - Luego de estar inconsciente un tiempo por una herida casi mortal en una misión, - Se encaminó hacia los sillones de la oficina mientras los otros estaban simplemente de pie observando el suelo, a excepción de la Niebla que estaba apoyado en una pared y el Trueno que estaba recargado en el escritorio, los otros tres estaban de pie. - Despertó un día cualquiera y atacó a su familia. - Dijo claramente, algo demasiado simple de decir pero bastante complejo, el pelinegro hablaba como si fuera el acto a manos de una escoria, hablando con voz gruesa y apretando los dientes con furia, que no se daba el gusto de ocultar. - Los heridos no se despertaron hasta casi una semana después desde el ataque, si no fuera porque aún se sentían latidos en ellos ya los hubiéramos dado de baja. - Aclaró, observando hacia otro lado.
Y pensar que sus guardianes eran muy fuertes, que los hubiera vencido un muchacho pálido y en estado de muerto era imposible de imaginar.
No quiso preguntar pero a pesar de que el mayor tenía un aura que daba miedo él expuso sus dudas inocentes.
- Y.. ¿No pudieron ayudarlos los que lo mantuvieron encerrado hasta ahora?, ¿Los Vindice?
El contrario guardó silencio por un momento y por ello puedo hasta escuchar los latidos de las personas que estaban en ese lugar en un silencio doloroso.
- Vindice estuvo allí. - Reveló el Hitman, rompiendo el silencio del lugar y provocando la sorpresa en el menor, que no tomaba muy grave lo del castaño aún. - Como lo estuvieron los Arcobalenos, el grupo independiente de Varía, La familia Millefiore, La familia Shimon, La familia Cavallone, todos y cada uno de los aliados de Vongola fueron atacados por el que fue el Décimo Vongola.
Algo que realmente no se esperaba escuchar.
No podía escucharse más herido aquél hombre.
Y eso era.. muy extraño.
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¿A dónde es...que me estás llevando?
- Gao Gao.
¿Una oficina? Pero sigo sin saber bien en donde nos encontramos.
- Gao. - Dijo, sin voltear a verme y sin detenerse en su camino por el pasillo que no parece tener final.
¿Una Mansión?, ¿A quien veremos, es al dueño?
- Gaaoo.
¿Alguien importante?
-Gao.
¿No?, Bueno..
Pero.. ¿Para qué venimos entonces?
No me contestó pero se detuvo frente a una puerta casi de inmediato y me volteó a ver.
Golpeó su cabecita en la puerta frente a la que se había detenido.
Me hacía señas con su cabecita de que me acercará.
- Gao.. - Pronunció bajito, llevando sus ojos de mi hacia la puerta.
Di unos pasos y me acerque a la madera de la entrada hasta poder tocarla con las llemas de mis dedos, estaba fría, muy fría, y la puerta no se sentía como la madera.
¿Cuánto avanzó todo en lo que estuve dormido?
¿Una puerta de hierro?
¿Qué más ha avanzado?
La empuje con algo de dificultad y antes de que hubiera un espacio en el que pudiera caber, el perrito paso por el pequeño espacio que puede abrir.
Observando el suelo aún seguí empujando un poco más la pesada puerta hasta lograr un espacio en el que pudiera caber.
Pero antes de que pudiera entrar algo fue lanzado hacia mi dirección, por lo que agarré mi cabeza con ambas manos y me agache.
¿A alguien se le descontrolo algo?
Eso podría haber dañado a alguien.
Observé hacia atrás buscando con mi mirada cansada y borrosa qué había sido lanzado, diferenciando un jarrón quizá estrellado en el suelo.
Alguien podría haber salido muy mal de ese golpe.
- Hey, - Una voz habló, suave quizás, abriéndose paso en el silencio. - Deberías estar en cama. - Pronunció sin levantarse de su asiento.
Giré mi cabeza hacia mi espalda y observé sobre mi hombro el interior de la puerta que había movido.
Que extraño.
¿No se parecen... a algunas personas que he visto..?
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Las miradas de asombro y desconcierto, además de miedo mal disimulado, eran las que observaban al intruso recién llegado.
Era extraño observar allí.. de pie..
Con una piel ya no tan pálida como cuando llegó, pero aún así sin tener el color que debería.
Unos ojos aún llorosos y aún sin ese brillo con el cual los habían conocido y el cual no iban a tener jamás.
Y con aquél cachorro de león que los observaba expectante y amenazante, frente al recién llegado, ahora que ese Hitman había lanzado el florero.
Se habían quedado mudos.
¿Pues que iban a decir?
Pero..
Un paso fue dado.
Alertando a todos los presentes, obligándoles a colocarse de pie en segundos, quienes sacaron y aparecieron sus armas a la par, apuntando hacia ese hombre de ojos muertos que los enfrentaba.
Sin notar que el movimiento no fue de él, sino de..
- ¡No lo ataquen!
Ese grito los alertó, provocando que un par de armas fueron disparadas, una ilusión fuera creada y un rayo fuera lanzado.
Alertando a un animal furioso que se encontraba repensando sus actos.
No había sido buena idea llevarlo allí.
No lo querían allí.
Lo habían dejado sólo.
La furia lo dominó en segundos, provocando que el animal creciera, triplicando su tamaño, para recibir los impactos.
Él podía sentir que el ser detrás suyo estaba perdido, confundido y desolado, pero.. no sabía porqué.
Pero ahora podía hacerse a la idea de que su Cielo estaba en peligro.
Por ello mostrando los dientes y su potente figura, no pensaba moverse de en frente de Su Cielo.
No iba a dejar que le tocarán y lo hirieran, no de nuevo.
#*$&^&$*#
Los ataques golpearon un objetivo y lo mantuvieron apresado.
He allí que cada uno estuviera alerta a cualquier movimiento siguiente.
No podían darse el lujo de asumir que ya había terminado.
El entrenamiento de los años los habían fortalecido para poder recibir a otro Cielo.
Intentando mantenerse erguidos en la espera.
Hasta qué hace medio año lo habían encontrado.
Y como no habían podido lograrlo ahora debían protegerlo.
De todas las potentes amenazas.
Incluso ésa.
Las miradas afiladas no se apartaban del objetivo que se encontraba detrás del humo.
Tampoco aquélla que observaba preocupada, aterrada y confundida al mismo tiempo en esa dirección.
Hasta que inevitablemente se disipó el estorbo, dejándo observar.
Esa mirada... aún apagada..
Con una llama en su frente.
Eso no era bueno.
Y un león repleto de fuego que ya había perdido su forma y mostraba los dientes relucientes aún.
Daba miedo.
El aire se hacía difícil de respirar, tanto para asustados como para sorprendidos.
El miedo latente corría por las venas de todos los presentes.
¿Qué estaba sucediendo?
¿Eso era medianamente normal?
- Oye, tranquilo, todo está bien. - Una voz rompió el silencio suavemente alzando ambas manos en son de paz. - Tranquilo, tranquilo.
El león repleto de llamas observó a quien se acercaba, mostrándole los dientes y retrocediendo unos pasos para rodear a la persona detrás de él.
Demostrando sus intenciones.
Proteger.
- Bajen sus armas - Pidió amablemente el muchacho, ahora hacia sus guardianes y tutor, los cuales le observaba sorprendido.
¿Qué acaso estaba loco?
¡Ese sujeto era un asesino!
- Yurikiri, ya te dije lo que hizo, mantente atrás. - Habló firme el de sombrero, volviendo su vista al frente. - Sabemos de lo que es capaz.
El más pequeño, de edad, observó de nuevo al muchacho detrás del león furioso.
Debe ser doloroso que tu familia te odie, ¿No es así?
Notaba que aquel no hacía nada, simplemente se mantenía parado detrás del animal, observando perdidamente hacia un lado.
El silencio del lugar dejaba saber que no podría hacer nada para ser escuchado.
Más en ese momento observó que aquel castaño hizo un movimiento que lo sorprendió.
Movió su rostro hasta su posición, como si lo estuviera observando y lo hubiera sentido.
Y en ese instante, se desplomó contra el suelo rápidamente y comenzó a llorar en silencio.
Podía notar las lágrimas caer de sus ojos mientras estos ahora observaban a la nada.
Él estaba sufriendo.
Y sólo él lo sabía, ya que el león no lo observaba.
Y sus guardianes sólo apuntaban, listos para atacar.
¿Por qué estaba sucediendo todo eso?
¿Por qué el mundo la tenía contra esa persona?
Uno en silencio siempre sufre solo.
No podría ser peor.
Estaban todos sentados en una mesa, incluido ese cachorro de león sobre las piernas del castaño con los ojos muertos.
No podía tornarse más incómodo u aterrador.
¿O si?
Nadie quería mediar palabra, porque sabían que tarde o temprano terminarían hablando del peculiar caso.
Y era como intentar evitar el tema que estaba de moda.
Algo prácticamente imposible.
El león parecía un simple gato con el castaño.
No se animaba a intentar acariciarlo por temor a que lo viera como una amenaza y lo atacara.
Mientras el castaño de piel blanquecina no hacía ningún movimiento.
Le parecía un poco preocupante pero no le molestaba alimentarlo si era necesario, llegaba a verlo como si tuviera un pequeño hermano, lo cual le agradaba teniendo en cuenta que es hijo único.
Pero como un chorro de agua fría le vuelve a la mente la charla que habían tenido hacía una hora atrás sobre que ese muchacho, ese que tenía a su derecha era mayor que él.
Pero no aparentaba más de quince años ¿Cuántos tendría sino?
#*&$&*#
Había niebla en su mente, una que no quería disolverse por ninguna razón.
Eso solo lo dejaba con un actuar irregular en todo ese show.
No tenía un papel que seguir, ni un personaje que interpretar.
Estaba perdido y nadie sabía darle indicaciones.
Le dolía todo y no podía recordar qué era lo que lo tenía con un vacío en el pecho.
Sentía odio hacia sí mismo, no entendía muy bien si era completamente de su propia parte.
O si venía de afuera.
Quería volver.
Volver a estar sólo, a no pensar en nada.
Volver.. A ignorar todo..
La sensación de asfixia había aumentado y un dolor infundido sin explicación había comenzado a crecer desde que estaba en ese lugar.
Esas personas que sentía que conocía, podía ver, sentía, que le repudiaban.
Era algo malo para ellos y no podía recordar el qué o el porqué.
A pesar de las muchas personas que creía conocer de algún lugar, también había un niño.
Un niño inocente, amable, sin intenciones hostiles, siquiera hacia él.
Era muy extraño y algo reconfortante.
Sentía al perrito brillante sobre mis piernas, calmado, cálido y muy pequeño.
Volví mi vista de donde fuera que la tuviera fija, hacia el frente, recibiendo el rostro sorprendido y luego fruncido de un hombre con cabello plateado.
Él me miraba de forma hostil y sentía en él un remolino de otras sensaciones.
Como si me chocara una tormenta de agua.
Confusión, tristeza, miedo, odio, incomodidad.
Podía pensar que eran dirigidas hacia mi, pero no lo tenía muy claro en mi mente.
Apenas moví mi rostro unos centímetros más a mi izquierda, observando ahora a un hombre de cabellos negros muy corto.
Esté también me observaba frunciendo su ceño hacia mí
Lo había detectado porque el primero y ese se habían tomado repentinamente de las manos debajo de la mesa.
Confort, apoyo, amor, tranquilidad, comprensión.
Parecían tranquilizarse porque de un momento a otro las sensaciones que recibía de ellos eran completamente distintas.
De punzantes y amenazantes a cálidas y reconfortantes.
La animación de "The Night"
Una idea muy aleatoria, pero el vampiro tiene toda la arrogancia y el narcisismo de un Reborn en su máxima potencia.
La chica puede ser Tsuna (Por cualquier tipo de razón.
Y me parece divertido pensar en que Tsuna "mata" a Reborn al final, por haber aprendido demasiado de su parte.
Entonces se rindió. Nadie lo necesitaba y no había nada más que él quisiera que estar fuera de todo. Entonces Mukuro lo apuñaló y él desapareció de allí, de su propio cuerpo. (O al menos por el momento) Entonces, la Mafia cayo, Vongola incluido, su jefe fue el responsable. (Pero deberías ver bien que esos ojos no le pertenecían) (No actúa como antes) (No es el mismo) Entonces la Nube volvió a su Cielo. Y ya no lo reconoció. Era la Niebla que se lo habia arrebatado. ¿Cómo se atrevía a tal blasfemia? (Toda la confianza de expandirse por el Cielo, SU Cielo) Y Tsunayoshi fue llamado, ahora no podía detener las lágrimas que bajaban por su rostro al ver tanto mal frente a él, a su cuerpo, pero sin poder intervenir, como si fuera un simple espectador detrás, en el maletero del auto.
En algún momento indefinido en el tiempo y en algún sitio desconocido desde la esquina más alejada de una realidad que está quebrada en dos dimensiones fuertemente entrelazadas, se observa una pequeña guarida sobre una roca apartada de cualquier tipo de población. Estacionada en un vacío verde y negro que gira de forma indescifrable mostrando patrones desordenados en los que los colores se retuercen en remolinos y se deshacen una y otra vez intentando dar otra forma. Piezas gigantes de algún reloj fuera de lo normal se encontraban flotando en los alrededores de forma misteriosa y extraña, puesto que flotaban en contra de la gravedad en un vacío verde que no parecía tener fondo o suelo en ningún otro lado más que en la roca de guarida que flotaba en ese mismo lugar. Un par de columnas oscuras y antiguas se alzaban sobre la piedra, además de una que otra pequeña o mediana planta que se habría paso entre la roca gris y se mantenía en muy buen estado sin la necesidad de algún sol presente. Mientras en medio de todo el sitio se encontraba alguna especie de espejo ovalado y ligeramente antiguo posado sobre dos patas de madera que lo mantenían encarando el vacío verde y negro sin oportunidad de apartarse, el cual mostraba un giro constante de alguna niebla misteriosa que no se encontraba en ningún lugar además de su reflejo allí. Y en una pequeña piedra escondida en una esquina se podía observar un cilindro grisáceo y verde que mostraba estar fabricado de alguna especie de metal resistente, el cual se tambaleaba ligeramente de un lado a otro cada tantos minutos. - ¿¡Realmente crees que puedes tenerme encerrado en esta porquería por una eternidad, maldito viejo!? - Una voz oscura y llena de veneno gritaba a lo alto y parecía provenir del pequeño aparato. - ¡Pronto todo va a cambiar! - Un rostro se magullo en el pequeño cilindro en un segundo junto con un sonido de metal magullado, y la voz pronunció bajando su tono y volviéndose más macabra antes de soltar una carcajada tenebrosa. - Y no creo que puedas evitarlo. ---------○--------- En una habitación silenciosa, oscura y desordenada de pronto se dejó entrar la iluminación en conjunto con el fuerte sonido de un portazo al abrirse la única puerta del sitio y no tardando en llevarse todo rastro de luz al azotarla de nuevo por cerrar de inmediato tras dejar entrar un cuerpo tembloroso que se mantenía encorvado sobre sí mismo. Un muchacho joven de cabellos oscuros entró con sus ropas repletas de sangre opaca que no dejaba de salir de algunos lugares en su cuerpo, algunas cuantas manchas verdes y brillantes pintaban sitios en su piel pero no parecían mostrar de donde provenían. Las manos del individuo temblaban cual gelatina e intentaban desesperada y dolorosamente no apartarse de su abdomen en el cual parecía haberse juntado más de la sustancia rojiza sobre su camiseta que en el pasado podría haber sido de algún color claro. Caminando a tropezones entre todas las cosas que se encontraban lanzadas en el suelo el muchacho intentaba avanzar lentamente intentando llegar a la cama pequeña que se encontraba en medio de la habitación. Lágrimas resbalaban desde la pálida piel de las mejillas hacia el suelo, y lamentos bajos y reprimidos a la fuerza intentaban soltarse desesperadamente intentando amortiguar el dolor indescriptible que podría estar sintiendo el niño en esos instantes. Cuando sus piernas temblaron más de lo que ya lo hacían dejaron el cuerpo caer a su suerte al no tener más fuerza para sujetarlo dejándolo caer hacia adelante de forma inmediata, las manos del muchacho parecieron moverse de forma desesperadamente rápida hacia el frente dejando su herida en un segundo plano, como si ya tuviera desarrollados unos instintos desesperados por mantenerse con vida desde una temprana edad. Su cuerpo rebotó en un arco provocando un grito doloroso en el muchacho, el cual fue rápidamente acallado con los dientes del niño sobre su lengua. Las lágrimas aumentaron a ríos que mostraban estar repletos hasta los bordes de dolor que no podía expresarse mediante palabras porque él sabía que nadie lo escucharía o le ayudaría con todo eso. Y podría pedir ayuda a su familia.. Pero ellos lo habían dejado en ese estado hacía tan sólo unos minutos atrás. Él no sabía cómo diablos podía moverse o incluso estar consciente a esas alturas, pero debía de ser a causa de algún Dios malvado que quería que sufriera mucho más y más. Escalofríos subían por su espalda cuando intentaba empujar su cuerpo de nuevo hacia arriba, sus brazos temblaban y sus piernas no respondían. Ya no tenía la energía de hacía unos momentos o mejor dicho adrenalina, pero no quería dejarse morir allí como si todos sus pasados esfuerzos por sobrevivir hubieran sido en vano, por lo que en un último momento un par de aros blancos se pintaron lentamente mientras parpadeaban, como si casi no pudieran mantenerse allí, desde el torso del muchacho y se expandieron en direcciones opuestas, uno ascendiendo y el otro descendiendo. Ambos aros dejaron atrás otros colores en ese mancillado cuerpo que ahora parecía estar con todo su torso al descubierto el cual ahora estaba pintado en su mayoría de colores verdes brillantes y en pocos lugares de rojo, y en el cual podían notarse lugares blancos sin pintar que estaban cubierto de cicatrices largas, curvas, circulares, irregulares y marcas de dientes filosos. El muchacho ignoró la gravedad y se alejó del suelo lentamente, el cual tenía manchas oscuras sobre él, y se giró hacia un lado hasta darle la espalda al suelo y mostraba hacia el techo lo que haría vomitar a más de uno. Unas cuantas partes de la piel del muchacho del pecho y torso faltaban y dejaban expuesto todo su interior que estaba vacío. El chico mostraba grandes manchas negras bajo sus semicerrados ojos verdes y no respiraba. Su cuerpo aún temblaba pero parecía en menor proporción que antes. No sólo su pecho y torso se encontraba heridos, por lo que el niño parecía más cansado de lo que debería. El chico tomó una gran bocanada de aire por su boca manchada de verde y rojo, y abrazo con su brazo derecho la mayor cantidad de su cuerpo antes de volver a voltearse con rapidez, la acción fue acompañada por una larga fila de muecas dolorosas y un par de sollozos mal comprimidos, mientras se acercaba una vez más al suelo manchado con su sangre. Observaba a través de sus lágrimas toda la habitación en busca de algo. Todo se veía borroso así que no podía denotar lo que necesitaba aunque tuviera visión nocturna en esa forma suya. Pero de pronto, demasiado pronto, el muchacho tuvo un sobresalto en todo su cuerpo por haber escuchado un sonido que no esperaba aún. Pasos. - ¿Danny? - La voz de una mujer resonó a la distancia. No. Lloró. ¡NO AHORA! Su mano ocupada abandonó su adolorido cuerpo y permitió que todo lo que quisiera caer al suelo en ese momento solo cayera. - ¿Danny?, ¿Estás en casa? ¡NO!, ¡NO VENGAS! Sus manos se retiraron y removieron todo lo que estuviera a su alcance en el suelo buscando lo que necesitaba tan desesperadamente. Sus manos manchadas de verde brillante pintaron todo lo que tocaron y mezclaron las manchas rojas en el desastre. Hasta que encontró lo que buscaba bajo una alegre y desesperada acción. Las grandes cantidades de rojo y verde en el suelo y por sobre todo lo que había tendido en el suelo también estaban manchando lo que se encontraba en esos momentos entre las temblorosa manos del muchacho que ahora tenía cabellos blanquecinos. Pequeñas chispas escapan continuamente de una pistola de colores opacos que estaba manchada de verde y que el muchacho tenía en sus manos tan alegre y asustado sin notarlo. - ¿Danny? El chico nombrado se asustó y tembló tanto que traspasó el techo de la habitación en segundos antes de darse cuenta. - ¿Estas... dormido…? La mujer simplemente abrió la puerta sin esperar nada más mientras escuchaba un rayo cerca de la casa, aunque se parecía más a un disparo. Pero en lugar de encontrarse con su pequeño sólo se encontró con la escena más dolorosa que podría haber visto en su vida. Ectoplasma y sangre chorreados por todos lados en la habitación de su pequeño. - ¡Maddie! ¡Phantom no está! Y las lágrimas comenzaron a caer luego de que una chispa se encendiera dentro de la mente de esa pelirroja mujer que pronto dejó caer su máscara de color azul y naranja al suelo, mientras el hombre que llegó detrás de ella sólo pudo abrir sus ojos con asombro y dolor ante la escena. Y un grito tapó todo lo que podrían haber rescatado de su error. Tú los salvas a todos, ¿Pero quién diablos te salva a ti? ---------○--------- Sus ojos se sentían pesados y cansados antes de abrirse. Pero a pesar de la picazón que sentía al intentar abrirlos lo intento. Pestañeo varias veces para lograr aclarar su vista y despejar sus ojos de sus lágrimas recién formadas. Su mente estaba en blanco mientras su cuerpo sentía la frescura de la superficie sobre la que estaba tendido boca abajo, hasta que recordó todos sus temores recién cumplidos como un balde de agua fría sobre su cabeza. Su cuerpo de inmediato se apartó de donde estaba tirado y se lanzó hacia arriba en busca de un espacio más familiar para defenderse. Un mareo golpeó su vista por lo que se balanceo aún en el aire. Se obligó muy rápido a recuperarse y observó serio y asustado a su alrededor. Se suponía que la pistola de portales le mandaría hacia la zona fantasma, pero el portal había actuado extraño y lo había succionado, y a todo éso si no recordaba mal la zona fantasma no tenía suelo. Grande fue su sorpresa al notar que se encontraba en medio de una calle con viviendas de las que salían personas que lo estaban viendo fijamente. Gran dato: Ya era de día. ¡Mierda! Alguien repentinamente gritó, por lo que se asustó y observó al suelo como reflejó al buscar esconderse. Observó que a un lado y al alcance de su mano estaba la pistola de portales aún con un par de manchas verdes pintandola, pero al verla su cerebro maquinando al cien por ciento solo le gritó: ¡Tomala o te descubren! Se lanzó sobre el suelo y la tomo justo cuando una gran rama de árbol se agrandó hacia donde él estaba un segundo atrás. Se giró asustado aún sin entender y con el arma en sus manos observó a un sujeto extraño de madera observandolo a poca distancia. El sujeto pareció sorprenderse o algo porque titubeo al moverse de nuevo dejando un momento para que el muchacho Danny pudiera volverse en un instante hacia el cielo y distanciarse del extraño sujeto. - ¿Qué.. Que se..? Danny escuchó al extraño sujeto hablar, pero como lo dijo en voz baja creyó escuchar mal al no entender. - Eh, ¿Tranquilo..? - Pronunció el adolescente dudoso de poder hablar por sí mismo, sentía su garganta seca. - ¿Americano..? El sujeto pareció salir de su estupor porque susurró algo antes de apuntar con su brazo hacia Danny y sin esperar un segundo lo alargó como una enorme rama de árbol. ¿Qué diablos con..? Se movió hacia los lados zigzagueando los movimientos del sujeto de madera hasta que extendió desde su otro brazo ramas que se extendían hacia muchas direcciones por lo cual tuvo que volverse invisible e intangible. - ¿¡Qué diablos!? El sujeto extraño grito y ahora Danny sí cayó en cuenta de que no había escuchado mal al no entenderlo, porque ese tipo de madera hablaba otro idioma, no entendía qué diablos sucedía, pero no tenía tiempo para pelear con él. - Lo siento, pero me tengo que- Un tirón desde el fondo de su ser lo retorció en un instante, como si su Núcleo fantasma estuviera advirtiendo... Lentamente bajó su vista a su pecho y todo el dolor pareció volver en un instante cambiando lugar con lo que sea que le haya bloqueado el dolor momentos antes. Su cuerpo comenzó a temblar al sentir todas las fugas de Ectoplasma que su cuerpo tenía. Se sentía cansado y tan dolorido que su cuerpo simplemente quiso desfallecer en ese lugar. Sus manos se movían temblorosa al guiarlas hacia su estómago abierto. El arma quedó en segundo lugar cuando cayó en algún momento al suelo. El Ectoplasma escapaba más desde su torso que el resto de sus heridas, y el dolor era simplemente horrible. En todos sus años siendo fantasma no había sentido tanto dolor como el que estaba sintiendo en esos momentos. Y quizás no era sólo físico. Sus órganos fantasmas no estaban, y creía que en su versión humana tampoco, lo único que tenía era su Núcleo que estaba lo suficientemente escondido para que sus padres no lo encontrarán. Algo repentinamente impacto sobre su espalda y lo empujó hacia el frente, hacia donde había estado el hombre árbol momentos antes. El dolor se multiplicó. Y su cuerpo impactó contra el suelo. - Aaaggghh.. Hasta el punto en que no quiso existir más para no sentirlo. Y en ese momento en que sus ojos veían borroso pudo sentir que se destransforma, éste era su fín. _&_%_&_%_&_ Se sintió cansancio y no quería despertar. - … Un borrón de sonido en el fondo podía sentirse. Como si hubiera una mosca molestando su sueño. - … No podía sentir nada, ni hambre o sed o dolor o… Nada. Simplemente estaba allí con ese pequeño zumbido en sus oídos, como si realmente estuviera volando en esos momentos. ¿Estaría muerto? ¿Por fin mi lado fantasma había dejado mi lado humano para morir de una vez? - …Esta.. de alguna forma… El zumbido subía poco a poco en volúmen y es allí donde pude escuchar la voz conocida.. - Fin de la línea, Phantom. De mi madre. Abrió sus ojos de forma rápida y empujó su cuerpo hacia su izquierda tratando de alejarse del sitio donde escuchó la voz de su verdugo. Todo se veía un poco borroso pero podía ver dos manchas que podrían ser personas, su cerebro estaba apagado y no podía enfocar, pero estaba tan asustado. Cuando las dos manchas se movieron en su dirección él estaba apunto de volverse invisible e intangible pero un fuerte sonido provino de detrás de las manchas y sus ojos corrieron a lo que parecía una puerta que se abrió y una nueva mancha que entró, pero justo en ese momento todo se volvió negro y su cuerpo cayó sin que pudiera evitarlo. Sus ojos se cerraron y todo su alrededor dejó de ser lo que era, no podía sentir su propia esencia y su forma fantasma se había apagado. Todo negro y fuera de lo que conocía, puntos y rayas extrañas pronto brillaron en ellos sólo había compasión y dolor, pertenecían a un hombre extraño que tenía una complexión muy desnutrida y esquelética, detrás de él había otro que le mantenía la vista fija y afilada debajo de mucho cabello largo y negro, la apartó cuando sintió un pequeño movimiento sobre su mano y la llevó de nuevo a la señora. Sus propios ojos se ablandaron un poco al chocar contra los adolorido de esa mujer. - Ya estás a salvo aquí. - Repitió ella de nuevo con una voz suave y tranquila, la cual me recordó a mi propia madre en el pasado cuando estaba asustado y buscaba consuelo en sus brazos. - Puedes descansar todo lo que necesites, puedes estar tranquilo. Danny extrañamente sintió tranquilidad con esas palabras viniendo de esa extraña mujer y simplemente se dejó ir al sueño una vez más. Si estoy muerto no está tan mal. ---------○--------- Podía recordar muchas cosas que dejaron marcas en su cuerpo, en su gran mayoría peleas. Lo tiraron contra muros, le cayeron escombros, lo tiraron de un par de ventanas, le cortaron un par de extremidades que luego se volvieron a unir, lo quemaron con bombas de Ectoplasma, lo cortaron con garras, lo torturaron con flores de sangre, le dispararon, quizás lo apuñalaron unas veces, y tal vez terminó en el hospital un par de esas veces. Pero aún vivía, ¿No? Si sobrevivió a todo eso significa que sigue vivo ¿No? El pensamiento de ya no estar vivo no quería siquiera pasearse por su mente, ya que su familia no podría aceptarlo de aquella manera. La felicidad de ser aceptado por su familia tal cual era ahora parecía ser tan sólo la fantasía de un niño pequeño, como también lo fue el sueño de ser un astronauta.. Porque no creo que ese sueño pueda cumplirse después de todo, no si uno tan simple como ser aceptado no pudo ser real. Sentía tantas ganas de llorar en esos momentos. ¿Pero de qué serviría? Tenía una ciudad de la que preocuparse como para tener tiempo de preocuparse en si mismo. No hay tiempo para quejarse. ---------○--------- La consciencia parecía menos dolorosa está vez que las anteriores, incluso llegue a estirar mis brazos mientras bostezaba antes de abrir mis ojos. Extrañamente me sentía tranquilo sin recordar del todo donde me encontraba o que había pasado. Acostumbraba a ponerme paranoico en situaciones como estas. - Veo que despertaste. - Mi cabeza se movió rápidamente y mis ojos no dudaron al abrirse y enfocarse hacia mi derecha al escuchar una voz. - Tranquilo, eso podría dañar alguno de tus hueso. - Pero pronto me relaje al notar el rostro familiar de la mujer pequeña que había visto antes. Un tirón de una de las puntas de mis labios quiso darle a la mujer una pequeña sonrisa, pero no funcionó muy bien por su expresión. - Perdona que sea tan repentino, pero la policía quiere hacerte unas preguntas. - Escuchando a la mujer mayor pude darme cuenta de que ella tenía un pequeño acento y no parecía tener mi mismo idioma natal, pero prestando atención a sus palabras mi cuerpo se tenso sin poder evitarlo por un momento. - No te preocupes, yo me quedaré contigo todo el tiempo. La mujer parecía tener compasión por mí, pero tenía una pequeña curiosidad picando en una parte de mi cabeza.
Parte 5
Me empeñe a descansar dos días, para recuperarme bien, y que algo malo no sucediera, si estuviera inconsciente y mis poderes se soltaran por su cuenta.
No fui al trabajo, ni a los lugares que comúnmente suelo ir todos los días.
En esta nueva dimensión Hanazawa es un reconocido exorcista, ha ayudado a muchas personas, y decidimos juntarnos de vez en cuando.
Shou, quien en otros mundos fue la pareja de mi hermano, es actualmente en esta un reconocido, al igual que lo fue su padre, jefe o presidente que comanda el continente, pero aún así mantiene contacto con nosotros.
Y mi hermano estudió profesorado de literatura, y está dando clases en una universidad reconocida..
Ou, olvide avisarle que no lo podría ver por unos días...
Tengo que llamarlo, pero seguro está dando clases, le mandare un mensaje.
Estire mi brazo hacia la mesa de luz junto a mi cama, tome mi celular y de inmediato se escuchó la puerta de entrada siendo golpeada con fuerza.
Suspire a la par que escuchaba rápidas pisadas que venían hacia mi habitación.
Y patearon la puerta.
- ¡Shige!
- ¡Kageyama!
Se acercó a pasos rápidos hacia mi cama.
- Hermano, tendrías que estar trabajando.
- ¿¡Estas bien, Shige!? - Posó su mano sobre mi frente, ignorando lo que le dije. - Aún tienes calentura, Teruki trae algo de agua fresca.
Hanazawa salió rápidamente de la habitación y dobló hacia la derecha, lugar donde esta mi cocina, y no lo escuche más, en cambio vi a Shou adentrarse al lugar con calma, recién entrando por la puerta que había agujereado la pared.
- Shou.
Pronuncie en forma de saludo.
- Shigeo.
Devolvió él.
Detesto hacer que se preocupen de pequeñeces y descuiden sus deberes por mi culpa.
Agh, soy un contratiempo.
_+_*_+_
Luego de poder convencer a mi hermano de que ya estaba mejor, y que de igual forma ya me estaba terminando de recuperar, se fue de mi casa, no sin antes dejarme una advertencia y un aviso de que le llamara si necesitaba alguna cosa.
Hanazawa aviso lo mismo y Shou solo se despidió, diciendo que me mejore, mientras seguía a mi hermano con la mirada.
Y volví a quedarme solo.
Suspire profundo, con los ojos cerrados, tratando de no pensar en las vivencias pasadas.
Me provocan acidez en la garganta.
Un feo reflejo al recordar esa clase de cosas de "mi pasado".
Me removí entre las cobijas de la cama y me levante.
No soporto estar en cama.
Me recuerdan los ataúdes de...
Agh, no lo pienses, no lo pienses..
37%
_=-=_
Fui al trabajo con esa pequeña fiebre apunto de desaparecer.
No me importo, igualmente no soporto estar tanto tiempo acostado.
Al llegar abrí el lugar, y de inmediato note las pequeñas moléculas de polvo en el aire.
Me quite mi saco, lo arroje al sillón, arremangue las mangas de mi camisa y busque los trapos para limpiar antes de abrir.
-*-*-*-
Alrededor de dos horas después de limpiar, aparecieron clientes.
Algunos con problemas reales, y otros con simples contracturas.
Con las vidas que ya llevaba sobre mi, me acostumbre tanto a atender todo tipo de problemas, que ya me daba lo mismo por lo que sea que tuvieran y que por ello acudieron a mi.
Era muy monótono.
Me contaban sus problemas, les ayudaba, me pagaban, me agradecen, y me quedaba solo el resto del día.
Todo era muy normal, por ello no tenía derecho a quejarme.
No tenía espejos en mi casa, pero sabía muy bien que mis ojos guardaban ojeras y mucho cansancio.
No me importaba, de alguna forma, tras el tiempo, varías cosas habían dejado de importarme.
Mis amigos y mi hermano no estaban dentro de esa descripción.
Y luego estaba Ekubo, y Shisho.
Shishi.. Shisho..
Como un relámpago, me llego a la mente la imagen de ese chico que se parecía mucho a mi maestro.
Me paré de mi silla, asombrado aún al recordar el poco parecido que pude observar al muchacho con Shisho, por la poca iluminación en ese momento.
Que aún con una imagen no tan clara de él, lo reconocería si me lo cruzara.
En ese momento el timbre del lugar sonó, otro cliente.
Suspire profundamente, y me encamine a la entrada.
Solo tenía que tranquilizarme.
_=-=_
Ahora me encuentro en el sillón de la sala, con un té en mis manos, y el mismo chico, el que tenía semejanza a Shisho, sentado frente a mi, tomando un sorbo del té que le había ofrecido momentos antes. Aún manteniendo mi rostro inexpresivo, carente de expresiones contra mi voluntad, muchas sensaciones extrañas estaban revoloteando en mi cuerpo. El chico dejó el vaso acabado en la mesa, cabe recalcar que con rudeza, asustandome. - ¿Y bien? Me pregunto tras haber hecho aquello. - ¿No estás muy ocupado con tus estudios o algo así? - Exclamé preocupado, aunque no se notará. - ¿No estarías con muy poco tiempo para divertirte con tus amigos? Este trabajo tiene horarios muy irregulares, dependiendo de las necesidad de los clientes. - ¡No tengo problema! ¡Quiero ser su discípulo! Y ahí tenía de nueva cuenta esa exclamación, que parecía desde un principio no querer formular como preguntar, para no recibir una negativa como respuesta. Cuando había llegado, hacía una media hora, era lo primero que había soltado de sus labios luego de mirarme con asombro por unos minutos. Lo había observado muy bien por esos minutos, cayendo en cuenta de que era la réplica exacta de Shisho pero con ¿Cuanto? ¿Quince años? A estas alturas, de eso no dudaba, tenía incluso el mismo carácter que Shisho. Y claro que lo aceptaría para que fuera su discípulo. Pero... lo dolía el que él.. no lo recordara. Por ello no quería atarlo a sí mismo, tratando de que ocupara un lugar que seguro no le amoldaba del todo bien. Tal vez sí en carácter, tal vez si en apariencia. Pero algo definitivamente le gritaba, que ese no era "su" Shisho. Por ello quería asegurarse de que no estaba tratando de atarlo a sí mismo, sino que aceptar lo que el niño verdaderamente quería. Aunque aún no sabía su nombre. - ¿Muy seguro? - ¡Si! - ¿Realmente seguro? - ¡Si! Suspire convencido en mayor parte. Cerré mis ojos, y le extendí mi mano. - Acepto ser tu maestro. Dije mostrando una pequeña sonrisa de bienvenida. Sus ojos parecieron brillar con alegría, tomando mi mano entre las suyas y agitando enérgicamente. - ¡Gracias Shisho! Ser llamado de pronto de esa manera me sorprendió. Parecía que ahora me tocaría estar en lugar de Reigen. Al pensar en ello sonreí una vez más. - Me llamo Kageyama Shigeo, espero ser un buen maestro para ti, ya que es la primera vez que me piden algo así, por favor cuida de mi a partir de ahora. Me presenté con mi rostro algo caliente por la vergüenza. El sonrío radiante y se puso de pie en su lugar. - Me llamo Arataka Reigen, espero ser un buen discípulo, ¡también cuide de mi a partir de ahora Shisho! Incluso el nombre. - Es un placer conocerte. - ¡Igualmente! - Enfatizó él. _-=-_ Invite a Reigen a que fuera, claramente si así lo quería, a la oficina al día siguiente luego de clases. Para que observa que clase de trabajo llevó a cabo, y que tal vez él,prontamente, quiera intentar. Como tenía clases hasta la tarde, y además estaba en un club de atletismo, me dijo que llegaría un poco tarde, pero que llegaría. Me alegro, el que quisiera llegar aún si se hacía muy tarde, por lo que me quede feliz de esperar. Y solo, tal vez, mi vida monótona se alteraría un poco con ello. Arataka Reigen, el auto nombrado y proclamado el mejor psíquico del siglo. Aunque no me lo suele decir a mi. Mire de nuevo el reloj, marcaba las ocho treinta de la tarde. Gire mi cabeza hacia la ventana y observe el cielo oscuro. Suspire, supuse que no pudo llegar por estar ocupado, o simplemente se lo olvido. No es de extrañar de chicos de secundaria. Me levanté de la silla, agarre mi saco, y tome mis llaves, cruzando la habitación para llegar hasta la puerta. Abrí la puerta, y apague las luces. Otro día será entonces. Cerré, algo decepcionado en el fondo, la agencia y me decidí volver a casa. No me esperaba eso después de todo. Pero, si él no está obligado a venir a verme después de todo. ¿En qué estaba pensando? Eso es muy egoísta de mi parte, hacia Reigen.
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