KHR - Omegaverse
Los omegas, quienes son escasos, toman la tarea de 'ayudar' a los solteros próximos a tener su "Tiempo" (celo), el cual sucede al mismo tiempo en unos cuantos portadores aleatorios, como el asunto de cumplir años el mismo día.
Esa 'ayuda' sólo se extendió como "regla", porque realmente no era tomada como tal, dentro de unas cuantas manadas, ya que las grandes cantidades que eran en el pasado fueron disminuyendo gracias al aumento de los humanos, y por lo tanto del territorio.
Tsuna nació Omega, pero no llamó lo suficiente la atención en su nacimiento a sus padres y a lo largo de su crecimiento como para que lo notarán, por eso llegó a sus diecinueve años sin ofrecer su 'ayuda' a los demás alfas de la manada a la que pertenece. Y en ese momento Tsunayoshi tomó su lugar luego de que el niño hubiera muerto apuñalado y ahogado, sus cuerpos se fusionaron de alguna forma o simplemente sus cuerpos al tener un problema cuando fue enviado a ese mundo, el Tsuna de ese mundo si murió en el río. (Tsuna es un omega peculiar, no puede quedar en cinta, no puede tener cachorros)
En su manada la gran mayoría ya alcanzó su 'tiempo' (celo), pero aún hay un puñado de alfas en sus veintes que aún les falta unas semanas.
Su manada se quedó casi sin omegas, aún si ellos son muy raros.
Luego de que un Omega ofreció su ayuda una o quizás dos veces (lo cual es extraño ya que sucede inmediatamente luego de la primera) es elegido por un alfa, lo cual debe ser elección mutua, y es marcado como Omega reclamado al cual nadie más debe tocar o molestar.
El 'tiempo' (celo) comienza durante una noche y dura hasta la noche del día siguiente. Todos los afectados están encerrados juntos en una misma cabaña reforzada de troncos y barro que está apartada de la aldea y de los olores provenientes de la misma. Los alfas afectados buscarán pareja ciegamente para satisfacer su instinto descontrolado y por lo tanto buscar una pareja, por lo que la cabaña está alejada a muchos kilómetros y rodeada de árboles y maleza en la espesura del bosque.
Todos confían en que el instinto no les permite lastimar al Omega que pudiera acercarse a ellos, por lo que lo respetan en su momento lúcido y lo atraen intentando drogarlo con sus feromonas completamente descontroladas y fuertes para ser el primero. No pelean entre ellos por más que se encuentren en un espacio muy reducido, ellos se mantienen controlados por la mera presencia del Omega.
El 'tiempo' se trata de una época de celo en los licántropos en la que su transformación se deforma y los atrapa en una situación en la que no son ni semejantes a los hombres ni completamente lobos, sino que algo intermedio. Una fase atrapada que, luego de superar el tiempo, les otorgaría la completa fuerza de sus antepasados, de las bestias.
Erguido en dos piernas, cubierto completamente de pelaje de pies a cabeza, con orejas en punta, hocico alargado y repleto de dientes, ojos pequeños y empañados, y sus partes inferiores expuestas.
Muchas manadas se fueron borrando del mapa por la caza del hombre cuando se daban los 'tiempos' o las parejas tenían crías. El hombre no tenía corazón para una raza que no era la suya.
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¿Qué va a hacer Tsuna cuando se cuelen en una noche a su pequeña choza aislada seis extraños desprendiendo un aroma hormonal que diera a conocer que estaban en sus 'tiempos'? (Muy probablemente no lo estén y sólo chocaron con una manada donde hubieron muchos que si) (Ellos son exiliados o parias de sus antiguas manadas, viven en la ciudad, entre los humanos) (Son atraídos por el sitio, instinto es lo que creen algunos de ellos, pero en realidad sus llamas activas quieren poseer ese Cielo para estar completos y que deje de llorar por el abandono. (¿Quién diablos sería capaz de tal cosa?))
Nadie se entera, nadie viene a ayudarlo cuando se lo llevan lejos de su manada.
Él quiere llorar. (Porque esos elementos quieren ocupar los lugares de sus elementos)
Aún si está en los brazos amables y suaves de este hombre.
Él quiere llorar porque nunca quiso nada de esto. Su intuición sólo se queda en silencio. (Los seis viajeros fueron atraídos casi como títeres hacia algún sitio y hacía una fuerte fuente de alguna extraña energía demasiado dulce y amable como para que pudiera ser ignorada. Cada uno está en un sitio diferente cuando son atraídos, se encuentran extrañados en algún punto antes de continuar)
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A los omegas generalmente se les daban algunas pruebas, que realmente sólo eran enseñanzas, para que pudieran tomar un buen rol al momento de sentar cabeza y tener familia.
Cuando uno de los tiempos (celos) en su manada se terminó, y el Omega que ayudó volvió completamente solo a la aldea un poco antes de que el sol saliera, fue que Tsuna lo alcanzó y lo detuvo a dos metros de la entrada del bosque para ofrecerle un cuenco de agua y una manta sobre sus hombros, solo recibiendo una sonrisa cansada y un asentimiento antes de partir nuevamente hacia su pequeña choza.
Tsuna volvió por donde vino.
Él no está pensando plenamente en cuando ofrecer su ayuda a los alfas de la manada, porque tiene mejores cosas en que pensar.
Es tímido y algo torpe al momento de realizar cacería por sí solo, pero se esfuerza mucho por no ser tomado como menos.
Los betas en la manada no son tan problemáticos como los alfas, ni tan imprescindibles como los omegas, pero son quienes protegen el terreno de la manada y quienes protegen a todos, ya que no pueden ser movidos por el celo de un alfa ni pueden ser provocados por la plenitud de un Omega.
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En una noche de un tiempo se dan cuenta de que no hay un Omega disponible, y terminan pensando en que los alfas terminarán escapando de la cabaña y buscarán su propio 'omega' aún si tienen que robarlo de alguna otra aldea.
Es al día siguiente que tienen que acercarse a la cabaña, luego de vigilarlá de lejos las pocas horas de la noche que quedaba, para enterarse que de alguna forma alguien que no es un alfa en su tiempo, está dentro de la cabaña con el resto.
Es a la fuerza y con miedo, porque aun así los alfas que estén en el celo no reconocerán a otro que no esté en celo como un compañero, que se adentran a la cabaña para descubrir que todos los alfas están en silencio, y aún en su completo estado de celo y desnudez, y prestando completa atención al niño que les habla tan amorosamente y los mantiene a todos controlados, es el niño ignorado.
Nadie puede entender cómo es que, luego de la noche siguiente, no se dieron cuenta de que él es un Omega.
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A Tsuna le aseguraron que el celo no volvería a aparecer luego de la "transformación", luego de contraer un omega y unirse los celos desaparecen.
Él averigua que no es así, experimenta de primera mano que eso no era cierto.
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Tsuna es de la línea principal, pero ahora está en el pasado de una de las líneas alternativas.
No lo sabe aún, pero sus cambios allí no afectarán la línea principal por lo que pueden cambiar su futuro, pero no podrá irse de allí.
Él accedió a cambiar algo en la línea en la que está, pero aún quiere negarlo de cierta manera.
Debe encontrar a las seis personas más fuertes del mundo, los Arcobalenos, y volverse su vínculo, su punto de unión, su Cielo, aunque Tsuna ya se hubiera vuelto eso para otras personas en su propio tiempo. (Va a ser el único que sufra todo esto)
Encuentra a los que serían los Arcobalenos en el futuro, pero no son lo que son en la línea principal, no tienen los mismos "oficios". (Considerando)
Armoniza con ellos.
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Es inútil.
Tsuna sabe que no es bueno y que siempre será Dame - Tsuna por más que todo su mundo girará de cabeza con un tutor asesino, el milagro de tener amigos y todo el problema de la mafia.
Él sabe que no es bueno.
De alguna forma su mente es una bruma vacía y silenciosa, sus oídos parecen atiborrados de algodón y su vista no está funcionando a pesar de estar como una media hora parado en medio de su cocina.
Sus manos apretaron la mesada de piedra astillada hasta que sus nudillos se volvieron blancos y comenzaron a temblar.
Sus labios están apretados entre ellos con fuerza en una línea recta blanquecina y temblorosa.
Sabe que está en una misión importante para él mismo y aún así no puede entenderla.
(Sí lo hace)
No puede terminar de conectar todos los puntos que tiene enfrente, lo cual es una completa mentira ya que todo está conectado y sólo no quiere verlo.
Sus párpados están apretados con fuerza por las lágrimas que enfrían sus mejillas por el frío que entra por la ventana abierta a un lado, y caen al suelo en silencio, queriendo borrar su existencia allí y fallando miserablemente.
Y piensa que su cuerpo se levantó en la madrugada sin una explicación aparente, con su intuición extrañamente silenciosa de cualquier posible ataque, y lo llevó directamente a su puerta para llegar a su pequeña cocina.
La vista familiar, cálida y hogareña de su madre moviéndose de un lado a otro en la cocina, las risas molestas pero felices de Lambo e I-pin correteando allí mientras Fuuta ayuda con la tarea de poner la mesa son suficientes para que todos sus muros caigan en una desagradable caída de dominó impulsado por el aire en la cual es imposible alcanzar el pedazo siguiente antes de que caiga.
Y corre los trazos que le faltan hasta llegar donde su madre le observa con su sonrisa amorosa y risueña, y casi puede verla llamar con alegría su apodo de niño.
"Tsu-kun"
Pero no.
Todo cae y la mentira se esfuma cruelmente en el aire como si hubiera sido obra de una muy buena niebla, porque no podía ni podrá sentir una.
Y solo él está parado en medio de esa pequeña cocina nada familiar que se ha convertido en su casa desolada del aire de su hogar y su familia y... (Los futuros Arcobalenos lo instalaron allí luego de secuestrarlo y aún no se acercaron a hablar, parecen estar discutiendo sobre algo)
Sus dedos aprietan la piedra de la mesada con un poco más de fuerza mientras sus labios ahora son mordidos por sus dientes.
"Ellos no están aquí, concéntrate en los otros"
Sus ojos bañados en lágrimas observan opacos la oscuridad que le presenta no sólo la casa en la que tuvo que quedarse, sino que también la que se acumuló rápidamente en su interior, en su vínculo roto con sus guardianes, sus amigos, su familia.
¿Esta siempre será su vida?
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Tsuna tiembla.
Y por supuesto que tiembla.
En medio de la madrugada su mente abrió sus ojos y el dolor lo invadió por completo.
La espesa niebla del sueño y el mismo fueron dispersados en el aire y en la oscuridad que lo estaba envolviendo, vigilante, desapareciendo todo rastro.
Su cuerpo tembló y sólo pudo tirarse de lado sobre su cama (extraña) y atraer sus piernas a su pecho para abrazarlas mientras se enrollaba sobre sí mismo.
Las mantas habían caído a un lado al suelo por sus movimientos, por lo que el frío de la época comenzó a morder su piel y el rastro del agua que bajaba por sus mejillas.
¿Cuándo habían comenzado a caer?
Y apretaba sus ojos con fuerza contra todo el dolor que parecía querer explotarlos, mientras los presionaba contra sus rodillas.
Necesitaba un alivio en una pastilla para esto o algo más.
Estaba cansado de que sucediera tantas veces.
Él quería dormir.
(Él quiere a sus elementos)
Su pecho se sentía apretado y sus llamas lloraban en silencio lo pequeño que se sentían sus lazos transparentes con sus elementos, estaban desapareciendo y dolía tanto.
Nunca había tomado ningún tipo de drogas o fumado algún tipo de habano o algo similar, aunque algunas implicaciones aparecieron allí, pero creía que podría llamar momentáneamente este sentimiento sin nombre como una muy dolorosa 'abstinencia'.
O como un frío doloroso que mordía su núcleo muy dentro en su pecho, jalaba hacia afuera su columna, y apretaba sus pulmones con hielo dolorosamente imposible de ignorar.
(Quiere sus amigos, sus elementos de vuelta)
Quiere que se vaya, quiere que lo deje en paz.
Prefiere estar solo en la oscuridad y no sentir nada de esto y que su cuerpo no se sintiera como si colapsara sobre sí mismo. Quiere hundirse en su colchón, quiere fundirse con él y no despertar jamás para no tener que sentir esto.
Quiere que las pequeñas siete estrellas en su núcleo no fueran tan pequeñas, lo que significaba que sus lazos se estaban dispersando en la nada, como si jamás hubieran existido.
Quiere que sus siete estrellas estén expandidas y cálidas por todo su cuerpo y ocupen hasta el más pequeño lugar donde el hielo doloroso quiere devorarlo pero no matarlo, para que sufra y sufra, y le duela y duela mucho.
Él quiere el sabor familiar del mar de su Lluvia, la compañía silenciosa de su Nube, las cariñosas burlas de sus Nieblas, el dulce jugueteo de su Rayo, el cálido empujón de su Sol, y el demoledor cuidado de su Tormenta.
(Quiere su hogar de vuelta)
(Pero sabe que es lo mejor para ellos que no lo hiciera)
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El Tsuna de esta dimensión no tiene llamas selladas, sólo dormidas, pero nadie en la manada las conoce.
Cuando Tsunayoshi cae en su cuerpo, y se genera una especie de "fusión" entre ellos, sus llamas del Cielo se despiertan, como si les hubieran abierto un hueco en la montaña, y se fusionan con las que acaban de llegar, lo cual lo vuelve aún más fuerte de lo que ya era y por lo tanto su esencia de Cielo también lo hace.
Por eso los Arcobalenos lo sienten de tan lejos.
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Cada uno de los futuros Arcobalenos tiene algo en su mente que lo atormenta constantemente de su pasado.
Quieren desesperadamente huir de los recuerdos, pero eso sólo provoca que los recuerdos se aferren con mayor fuerza.
Entonces, cuando conocen al pequeño, realmente no tan pequeño, omega, desean desesperadamente que las soluciones y las pesadillas sobre perderlo jamás se vuelvan realidad.
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Los puntos positivos:
Aún tiene sus llamas, su hyper intuición sigue allí, tiene sus guantes. (No siente nada respecto a sus cicatrices)
No sabe si pensar en que es bueno o no el tener sus anillos.
Y con tantas cosas buenas se siente extraño, porque definitivamente esta pareciera ser toda la suerte de su vida, y creía ya haberla gastado.
Y ahora.. oh, esos son los recuerdos del Tsuna de aquí.
Sabía que era demasiado bueno para ser verdad.
El cielo azul. ¿Lo había sido así desde el inicio? No. $#$ Viejos hábitos. Viejas costumbres. Viejas memorias.. Que no son mías. Había estado una gran cantidad de tiempo en medio de dos mundos. Siendo la Víctima en un comienzo y luego siendo el Asesino. Era aterrador no saber a donde pertenecer. A donde ir. Porque por más que hubieran más como yo, ellos ya sabían de qué lado estaban. Yo no. Era capaz de seguir órdenes al pie de la letra o incluso de no escucharlas y hacer lo que quisiera. Pero.. Era tan cansador.. Era pesado. Era incómodo. Y por supuesto era doloroso. Aunque, ¿Qué derecho tenía yo de decir qué era lo peor? Era como si un cerdo dijera que le duele que lo estuvieran comiendo. Aunque, ¿Quien asegura que no es así? #$&¤&$# Una nueva cuenta de ida y vuelta por unas repetidas veces en ese día. Yendo desde lo que era el muro María, hasta lo que es el océano. ¿Qué más podría hacer? El sol ya estaba cansado así que lentamente se había estado retirando. Dejando lugar a una luminosa luna, la cual tomaría su lugar por un rato ése día. Él ya debía de volver aunque no estuviera obligado. Era más como una orden que se había implementado a sí mismo, luego de todo ese tiempo. Se sentía tan cansado. Tan.. Pesado. Tan.. Estaba muy perdido. Sólo tenía el recuerdo de querer ir al océano, más eso no era suyo. Al menos.. No lo era ahora. Era de alguien más. Pero no recordaba muy bien de quién. Porque había sido mucho tiempo. Había estado bastante tiempo en ese sitio y las memorias no dejaban los hechos completamente claros. Era hasta frustrante. Pero no le daba demasiada importancia. Pués ya había sido mucho tiempo. Y ¿Qué importaba si ya estaban todos muertos? Solo dejaron que quedará solo sobre la vieja tierra. Un solo y viejo yo.
- Oye, ¿Cuándo vas a volver? Llevo tiempo cuidando tu cuerpo. - Ojos fijos en el techo, susurros en la mente. - ¿Quién eres? ¿Por qué no has vuelto por tu cuerpo? - Parpadeo y suspiro profundamente. - Cuide lo mejor que pude de tu cuerpo, pero se vuelve más pesado cada vez, ¿Cuándo vendrás por él?
Khr AU (Crossover con Avengers: Infinity War) Parte 3
Por lo que el destino fue más generoso con nuestro pobre Cielo y mandó a que apagaran sus furiosas llamas llenas de dolor para darle paz. Gokudera salió corriendo mientras rompía literalmente el extintor en las llamas de la puerta para poder llegar a su Cielo. - ¡Décimo! - Gritó intentando llegar al pequeño cuerpo encogido en dolor y gritos llenos de agonía, pero el fuego se había transformado en un enorme volcán de un león que devoraba todo a su paso. Ya no eran las llamas de su Cielo. Eran sus sentimientos tomando todo el control. Por detrás de él llegó Yamamoto igual de asustado que nada al observar todo aquello. - ¡Tsuna! - En su rostro no había una sonrisa boba como solía portar queriendo mostrándose tranquilo y bajo control como una lluvia, ahora sólo había miedo y pánico hacía el pequeño cuerpo y la furia que se estaba extendiendo a su alrededor. Gokudera apenas lo miro pero creyó leer sus pensamientos porque de inmediato llamó a sus llamas de lluvia para intentar apagar las emociones fuera de control de una bomba de tiempo, y quizás no era la mejor manera de intentarlo, pero en este momento no parecía haber otra cosa que pudieran hacer. Jamás habían visto a su Cielo descontrolado de aquélla manera, ese fuego que salía de su cuerpo ya no era amarillento o anaranjado, sino que se estaba pintando de rojo y rozaba lo enfermizo para la salud. El cuerpo de su Cielo en el suelo estaba de rodillas y con la cabeza en el suelo, sus manos apretaba sus cabellos y gritaba. Una clase de grito que haría llorar a la misma muerte donde fuera que estuviera presente. Yamamoto tiraba aún más de sus llamas para llegar a Tsuna desde donde estaba, el extintor se había evaporado como agua bajo la influencia de las llamas del Cielo. Tenían miedo de lo que pudiera sucederle al portador de las mismas bajo tal explosiva reacción. Las llamas azules se escurrían en olas desde el cuerpo de la lluvia que no podía conseguir calma incluso para sí misma, y corrían intentando rodear las furiosas e irreconocibles llamas de su Cielo, pero él mismo parecía querer dejar la entrada cerrada con candado, algo que jamás le había sucedido, las llamas de Tsuna siempre tenían el lugar abierto para todos los elementos de su familia e incluso para más. No había llegado a ningún punto en donde sus propias llamas de calma no pudieran llegar a alguien, y ahora no sabía qué hacer. Aún así no retiró sus llamas. - No me deja llegar a él.. - Estaba sorprendido además de asustado, y Gokudera sintió un empujón con esas palabras, sus ojos se agrandaron de sorpresa, ¿Su Cielo lo estaba rechazando? Él mismo intentaría llegar con sus propias llamas de lluvia, pero eran inútiles para intentar calmar a alguien, solo servían para formar ataques combinados con su principal elemento, en esta situación era un inútil. Desde el pasillo detrás de las puertas derretidas detrás de ellos comenzaron a retumbar los golpes de pasos apresurados que se acercaban, pero no podían escucharlos por el sonido que provocaban las llamas de su Cielo descontroladas en frente de sus caras e incluso sus dolorosos gritos de agonía, retrocedian a cada minuto cada vez más adentro de la mansión. - ¿¡Qué sucede!? La voz de un niño gritó no muy detrás de ellos intentando comprender qué sucedía con la bola de fuego que intentaba cerrarle cada vez más las puertas hacia afuera. No muy detrás de él llegó otra silueta más grande. - ¿Tsunayoshi..? - ¡Tsuna está fuera de control! ¡No puedo llegar a él con mis llamas! La verdad que la situación no daba para estar calmado y en paz si las llamas calmantes de la lluvia no podía llegar hasta lo que apenas podían creer que era su Cielo. - ¿Tsuna - nii..? El pequeño Rayo no entendía como podía mantener tanto poder dentro de su cuerpo su Cielo. Podían observar en primera fila como las llamas azules de lluvia intentaban atravesar las gruesas llamas rojizas, que cada vez se expandían más hacia su alrededor, pero éstas se dispersan en cuanto hacen contacto.
KHR
La mansión se agitaba del revuelo que estaba sucediendo dentro.
Había personas corriendo de un lado a otro con muecas de preocupación o terror, incluso algunos tenían sus ojos aguados de lo que inconfundiblemente era miedo.
Incluso los invitados recorrían todos los sitios en busca de algo, quizás.
¿Qué podría ser tan valioso para que buscaran y provocará que estuvieran dando vuelta la mansión completa?
¿Quizás un arma muy poderosa?
¿Un infiltrado?
¿Un niño perdido?
Que tal, ¿Un Cielo?
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Un hombre (Bastante grande aparentando un poco más de su edad) de cabello castaño revoltoso abrió sus ojos cansado, decaído y fuera de su inconsciencia, tiene que entrecerrar sus ojos y elevar su entumecido y pesado brazo derecho para tapar la luz que le provoca dolor a la vista.
El sol estaba tan brillante.
Su intuición pateó con fuerza diciendo que algo estaba mal, mal, mal, muy mal.
Tuvo que aguantarse el sol incandescente sobre sus párpados para poder abrir sus ojos y poder sentarse.
Pasto.
Sus manos golpearon el pasto.
Ya no estaba en la mansión.
¿Fui secuestrado?
Inexacto, susurró su intuición.
Cap 1: Eddie Brock sólo rodó sobre su costado, estando medio dormido y enfocado en no despertar. Eddie El sueño lentamente le arrastraba a la realidad, para que dejara de dormir. Para que aceptará que esa noche sólo había podido dormir tres horas. No llores, Eddie La susurrante y rasposa voz de su otro seguía llamando su nombre, sin llegar aún a demostrar el enfado en su tono. Él mismo no se había dado cuenta de cuando había hundido su cabeza entre las dos almohadas para que su compañero no viera sus lágrimas. No funcionó. No quería ignorarlo, pero realmente estaba cansado de muchas cosas, aunque Venom jamás estaría siendo parte de alguna. Arriba, Eddie. Sintió la suavidad de los zarcillos familiares alrededor de su torso y sobre su espalda una masa más grande. Una pequeña sonrisa tiró de las esquinas de sus labios y terminó por doblar su brazo derecho hacia su espalda para dar una caricia algo especial que se había vuelto esencial en su vida. Tampoco podría existir una vida sin Eddie. Desplazó las líneas de agua de su rostro entre la comodidad de sus almohadas antes de girar la mitad de su torso para encarar a su contrario. - Lo se cariño. - Más allá de que Venom podría conseguir a otro huésped en poco tiempo algo lo ataba al perdedor y nada fuera de lo normal Eddie Brock. - ¿Hambre? Siempre. Terminó de patear las telas que apenas le cubrían, aún con una sonrisa tirando de sus labios, y sin más movió las piernas a un lado de la cama para irse a la cocina, mientras Venom se escondía de nuevo bajo su piel, pero muy cerca de la superficie listo para volver a salir en cualquier momento. Colocó la cafetera antes de abrir un paquete de pan para tostarlo, hacía desde unos cuantos días que disfrutaba de untarlos en simple manteca y azúcar. Comenzando a cortar el pan sintió los suaves y tibios zarcillos rodear su torso lentamente, generando algunas cosquillas, y seguir desplazando por sus musculosos brazos hasta enrollarse en sus dedos como un derretido fantasma. Sonrió suave prestando atención a lo que estaba haciendo, para no cortarse un dedo, y dejándose relajar por la tranquila muestra de cariño para no pensar en lo que le estaba comiendo la cabeza antes de despertar. Sabía que su symbionte reconocía que sucedía, incluso sabía explícitamente de qué se trataba, por ello estaba tan metido en las mañanas por despertarlo, y en esos momentos agradece que aún después de repetir eso por un par de semanas no preguntará para indagar en el asunto. Quizás necesitaba un poco más de tiempo, habían pasado tan solo un año y un par de meses desde que el symbionte era parte de su rutina, pero lo que le atormentaba en sus sueños llevaba años acompañandolo. Sí, quizás un poco más de silencio sería bueno entre ellos. Eddie. Un sonido en su propia garganta le dio a entender al otro que escuchaba, mientras repasaba la manteca con un cuchillo para untarlo en un pan y ponerlo en la tostadora. Una bola viscosa y negra se asomó desde el pecho lentamente, girando sobre sí mismo hasta manifestar un rostro frente al contrario, repleto de dientes puntiagudos, que no asomaba una sonrisa siniestra esta vez, justo con unos ojos blancos que parecían estrecharse queriendo confirmar alguna cosa. Vamos algo tarde, Eddie. No es como que quisiera asustarlo, pero buscaba una forma de alejar los pensamientos indeseados de la mente frágil de su huésped, y que mejor que recordando algo tarde que en el nuevo trabajo, que sería momentáneo o no dependiendo de lo que les pagaran, el primer día estaban atrasados. Eddie tuvo tiempo de apagar la cafetera y la estufa en su corrida, luego de cambiarse y tomar sus llaves, junto con su billetera, antes de salir del apartamento azotando la puerta sin lograr desayunar o guardar algo de la cocina. La bolsa que se había preparado la noche anterior a un lado de la puerta no fue olvidada, ya que un largo tubo negro la tomó antes de que el cansado castaño azotara la puerta al salir corriendo al olvidarla. Debía dar gracias que tenía a Venom para despertarle o no hubieran llegado justo a tiempo. Venom podía relajarse dentro de su Eddie ya que había logrado alejar todo pensamiento negativo de su mente, al menos por un rato. #$&¤%¤&$# Aparcó su motocicleta, junto a uno de los costados del cordón de la calle, sobre la vereda, apago el motor y quitar la llave antes de bajar de un salto con su bolso ahora en la mano y caminar apresurado hacia la.. Enorme puerta. Eddie observaba sorprendido y desconcertado la enorme puerta de entrada que dejaba ver el interior detrás del largo y enorme muro que solo Venom podría saltar. ¿Por qué diablos era tan grande? Eddie, vamos tarde. El symbionte recordó en su mente y no vio más que apurarse olvidando el temblor en sus piernas por los nervios, todo era demasiado nuevo para él. Claro amor, claro, claro. Sentía sus dedos temblar mientras observaba hacia arriba la enorme puerta, notando las placas metálicas que se escondían allí y en ambos lados del muro. Puerta de seguridad, pensó. Sus labios se volvieron en una línea blanca al pensar que trabajaría en ese sitio por un tiempo.. O quizás permanente. Sí, quizás. Deberían tener cuidado, aunque cuando le llamaron le dijeron que era una escuela. Tranquilo Eddie, no dejaremos que nada nos pase. Una pequeña sonrisa cariñosa subió por su labios al escuchar la susurrante voz de su symbionte y el calor familiar en su pecho que simbolizaba que Venom se estaba envolviendo alrededor de su corazón para tranquilizarlo. Gracias amor. Sintió un ronroneo en su pecho y un calor tranquilizante como respuesta. Su cuerpo dejó de temblar cuando entró en el enorme edificio. #$&%&%$# - Señor Brock, siéntese por favor. Eddie, ¿Podemos comerlo?, se ve sabroso. Eddie no respondió, pero Venom entendió que era un rotundo 'No'. Eddie observó entre sorprendido y desconcertado a sus lados, sintiendo de repente que el viaje de una semana a Japón, había sido sólo para una broma. - Se que está sorprendido, muchos suelen reaccionar de esa forma al principio. - La rata blanca, algo grande para ser una realmente, movió sus patas en el aire restándole importancia y volviendo su vista negra a Eddie, sonriendo de forma tranquila. - Pero ésta no es ninguna clase de broma, así que tome asiento, por favor. Eddie sintió los zarcillos de Venom envolviendo su pecho, dejándolo desconcertado, pero no apartando su mirada de la más pequeña. Peligroso. Eddie sintió extraño el súbito cambio de Venom hacia el pequeño animalito. Casi lo sintió asomando los dientes y su negruzca forma para envolverlo, pero llevo una mano distraídamente a su pecho dando unas tranquilizadoras palmadas, que pasaban inadvertidas como una forma de calmarse a sí mismo para Nezu, logró devolverlo a su sitio en un instante. Tranquilo amor, por ahora veremos que no nos fallen con el trabajo, realmente lo necesitamos. Sintió a Venom gruñir en su pecho antes de que los zarcillos en su torso se hundieran de nuevo en su piel. Suspiro a ello y cruzó precavido la distancia que le quedaba para sentarse lentamente en una de las sillas frente al escritorio del extraño animal blanco que les hablaba, y dejando su bolso a su lado en el suelo. - Se que vino por el empleo y eso es realmente enserio, no buscaría una forma de bromear con algo que requerimos, señor Brock. - Por alguna razón le sabía muy extraño su apellido en la voz de ese extraño animal, porque por Dios, ¡Era un animal! - Y puesto que cumple con los requisitos y tiene algo de habilidad estoy dispuesto a contratarlo. - Eddie estuvo a punto de preguntar algo pero mantuvo su pregunta un poco más, por alguna razón no quería sonar grosero. - No por nada lo hubiera hecho viajar desde San Francisco. Bien, al menos Eddie ahora estaba más tranquilo sabiendo que no gastó mucho de sus pocos ahorros en llegar allí por nada. - Se que tiene preguntas y estoy dispuesto a contestarlas una por una, pero por el momento, ¿No le gustaría dar una vuelta por el edificio?, antes de aceptar el trabajo por supuesto. - El tono del extraño roedor sonaba juguetón pero nada que lo alarmara aún como en otras situaciones en su antigua ciudad. - Si, claro.. - Su voz sonaba uno que otro tono un poco más bajo por la sorpresa, aún sin levantarse de su asiento, y sintiendo que aún no había visto nada. - Sígame entonces. - El ratón blanco empujó la silla en la que está sentado y luego se hundió detrás de su escritorio, justo antes de aparecer caminando con sus brazos detrás de un formal traje de oficina y una estatura que a Eddie le hacía pensar en un pequeño conejo. - Por aquí. - Una de las patas blancas se asomó desde atrás y señaló la puerta por donde había entrado momentos antes, antes de que el mismo roedor fuera hacia allí y frenará súbitamente a mitad de camino. - Disculpe mis modales, yo soy el director Nezu, y soy un extraño animal que podría ser confundido con un tejón, un roedor u alguna otra pequeña criatura, pero que aún es desconocido, no se sienta mal al no poder darle nombre. - Eddie no pudo evitar el abrir sus ojos aún más, sorprendido y confundido, quedando a mitad de su camino saliendo de la silla. - Continuemos. Peligroso, Eddie. Y Eddie aún no podía entenderlo. #$&%€%&$# - Lo de afuera no deja mucho a la imaginación. - Un pensamiento no pudo evitar escapársele en voz alta al observar su alrededor. Eddie se encogió de hombros. - Eso es normal señor Brock. - Eddie volvió su vista hacia su izquierda y la bajó hacia el suelo, el ratón le devolvió la mirada. - ¿Qué quiere preguntar? Eddie lo observo un momento más estupefacto, sintiéndose algo solo por no escuchar a Venom hablarle en su mente. No solo, estamos aquí Eddie. Eddie suspiro aliviado al escucharle y sentir que no estaba en un sitio algo desconocido solo. Era un progreso. - Entonces.. - Sus propias manos dieron vueltas sin sentido en el aire, intentando explicar lo que quería decir. - ¿Es una escuela privada? La primer pregunta estúpida que podía formar y fue acompañada por la risita del roedor. - Lo es en parte, señor Brock. - El roedor apartó su vista del frente y observo hacia arriba, devolviendo la mirada a Eddie. - Es una institución especial. Eddie quiso elevar una ceja, quizás debió investigar sobre esa Academia UA. Antes de vender las cosas de su apartamento, cancelar el alquiler, empacar sus cosas, avisarle a Anne y a Dan, en un apresurado y simple mensaje que se iba por un trabajo por un buen tiempo, mensaje del cual aún no tenía respuesta. Pero lo único bueno era que se perdieron de la vista de la Fundación Live, que aún maquinaba aunque Cartón Drake estuviera muerto y le estaban buscando el rastro. Sep, debería haber investigado un poco esa Academia, aunque aún podría hacerlo con unas simples preguntas, aún era el mejor reportero de New York después de todo. - ¿Especial? - Pronunció despacio mientras el animal observaba al frente de nuevo, pensando en todas las definiciones que podría tener esa palabra en una institución. - ¿Quiere decir para niños con discapacidades? - En verdad que él no era alguien de tomar delicadeza con las palabras a la hora de sus entrevistas y aunque esa no era una no podía perder ese hábito. El ratón guardó silencio un momento y Eddie no pudo diferenciar si había cambiado su expresión porque el animal era muy extraño. Y aunque fuera un animal parlanchín, Eddie no podía simplemente desmayarse a esas alturas, él vivía con un goo espacial, desde hacía un año y algo, que habitaba dentro de su cuerpo después de todo. Si, no podrás desmayarte con esto Eddie. - En realidad para niños con habilidades especiales. - Los labios de Eddie formaron una línea recta sin dejar de observar al más pequeño y el ratón volteó la vista del frente una vez más hacia Eddie. - Ayudamos a niños a controlar sus poderes para que puedan volverse superhéroes, señor Brock. Bien, esa no la esperábamos. Eddie quedó con su boca medio abierta y estático a mitad del enorme pasillo por el que cruzaban. Ese era el mal presentimiento que tenía y quería ignorar. Estaba lo suficientemente sorprendido como para preguntarle si no le estaba jugando una broma. Pero de por sí no veía hilos alrededor del animal y Venom no le había dicho de nadie más alrededor, además de la constante advertencia de que el roedor era peligroso. - Esta es una Academia de héroes, señor Brock. - El roedor volvió un par de pasos para plantarse nuevamente frente a Eddie. - Entonces sólo atenderé la cafetería, ¿Verdad? Por algo era alguien de mente abierta. ____________ Cap 2: - Así que.. - Eddie asintió un par de veces para sí mismo, pensando en que si toda esa historia era real no estaría del todo mal. - Es una escuela de super héroes. - Exactamente. - Nezu, el roedor, lo guió por un par de pasillos más antes de que se encontrarán con hileras de puertas realmente grandes, exageradas en realidad, con una letra y un número dibujados en grande también, al llegar a ellas noto que eran salones de clases por dentro. Luego de inspeccionar un poco el recorrido continuó, el animal blanco los llevó por distintos corredores que intentaría no olvidar, mostrándole lo que eran las enormes canchas de 'entrenamiento', la sala de profesores, en la cual habían un par que parecían discutir, uno a gritos y el otro a susurró. Eran un dúo de polos opuestos, uno alegre y el otro gruñón. Aizawa Shouta y Yamada Hizashi, ambos héroes profesionales de nombres Eraserhead y Present Mic respectivamente, según explicó rápidamente su guía. No iniciaron una conversación con ellos, pero recibió un grito de parte del extraño rubio, que le obligó a taparse los oídos pero que se detuvo antes de que pudiera afectar a Venom. Mientras se alejaban en silencio, luego de un ademan de manos, Venom habló. A ése lo comeremos, es muy peligroso para nosotros. No cariño, tranquilo. Suponía que si eran 'héroes profesionales' sabrían controlarse, así que tendrían que tener cuidado o terminarían descubriéndose, sobre el hecho de que eran un enorme gigante come hombres, y atacandolos con esos gritos que seguramente podían ser más fuertes si el rubio quisiera. Los separarían hasta que ya no pudieran reunirse de nuevo. No Eddie, eso no pasará. Sintió los zarcillos alrededor de todo su pecho y su estómago envolverle en un instante y apretar ligeramente de forma protectora, ambos pudieron tranquilizarse un poco por ello. No debían pensar en esas cosas y deberían tener cuidado, mucho cuidado. La última puerta que cruzaron era de una enorme cafetería. Era realmente grande, pero de alguna forma hogareña. - Es agradable. - Pronunció volviendo sus ojos hacia el pequeño animal que se adentraba en unas puertas a un lado del espacio en el que se atendía a los clientes. - Me alegro que lo sea, señor Brock. - Siguió al roedor para encontrarse con el que sería su nuevo lugar de trabajo, el cual tendría que aceptar para conseguir más dinero, porque si no estaban frito. - ¿Qué piensa de su lugar de trabajo? El sitio tras la puerta llevaba a una enorme cocina que parecía estar equipada con todo tipo de alimentos frescos, desde carnes hasta verduras y frutas, además de los respectivos dispositivos para cocinar, sentía su estómago gruñir al recordar de repente que no había alcanzado a desayunar. Hambre. - Es muy grande y brilloso. - Eddie agradecería si el ratón no hubiera escuchado su estómago gruñir o sufriría una severa vergüenza. No, no, Eddie avergonzado es sólo mío. Casi se sonroja al escuchar el grito en su mente, pero no sintió su rostro caliente así que agradeció a los cielos e intentó enfocarse en otra cosa. - Me gustaría saber un par de cosas antes de aceptar, si no es mucha molestia. - En esos momentos realmente agradece que el Inglés fuera mundialmente hablado o estaría realmente jodido estando en Japón. El ratón le dio un movimiento afirmativo con la cabeza pequeña y se quedó en silencio, esperando a que Eddie hablara. - Puede explicarme, ¿Cómo es que hay tantos niños con superpoderes como para llenar una escuela de este tamaño y aún así no hay registros de ello en ninguna parte? - Incluso que hubieran héroes profesionales, que Eddie asumió eran los que estaban en las calles y tenían como un tipo de tarjeta verde que les permitía usar sus poderes en las calles. Eddie en verdad estaba intrigado, porque jamás había oído de algo así, y era un reportero demasiado curioso y desvergonzado con todo tipo de temas, así que no tenía su propia explicación aún. - Eso es sencillo, señor Brock, en verdad que solo estuvo preguntando directamente las cosas, si me permite decirlo, los anteriores quiénes vinieron para tomar el puesto se veían demasiado asustados de tomarlo luego de que me vieran a mi, y daban demasiadas vueltas en el asunto para al final rechazar, jamás pasaron más allá de mi oficina, usted es el primero y me alegra que así lo fuera, usted me agrada. - Eddie la verdad que se esperaba que pensarán eso de él, que era un entrometido y demasiado directo, pero no esperaba que aún así quisieran proseguir con las entrevistas y en ese caso aún pensaran en contratarlo, le sorprendió. - Dígame qué piensa si una persona que puede controlar un elemento específico como lo es el fuego, naciera en medio de una multitud de personas normales. - Sería investigado a fondo y se volvería una rata de laboratorio en poco tiempo. - De los labios de Eddie fluyeron las palabras como agua, automáticas se temía, ya que él sabía de lo que hablaba, las vivencias de Venom se había vuelto las suyas, eran uno después de todo. - Desde luego. - Nezu le señaló dándole la razón y Venom gruño desde algún lugar en su pecho. - Es por eso que existe ésta Academia, - Alzó ambos brazos como si abarcara todo el gigantesco lugar. - Usted mismo puede ver que soy uno de esos tantos. - Eddie asintió en silencio, observando al roedor dejar sus brazos al lado de su pequeño cuerpo de nuevo y entendiendo perfectamente por qué querían esconderse, ellos hacían exactamente lo mismo, por ello aceptaron ir a ese trabajo aunque tuvieran que ir a Japón. Aunque aún le sorprendía el porqué no los habían delatado quienes rechazaban el puesto de trabajo. - ¿Alguna otra duda? - Sí, en realidad, - Dijo presuroso, observando que la pequeña rata seguía escuchando tranquilamente. -¿Cómo es que todavía está la Academia en pie, luego de que, por lo que me dice, bastantes personas rechazaron su oferta de trabajo? - El ratoncito sonrió un poco más, como si hubiera esperado a que esa fuera la siguiente pregunta, Eddie sintió que su cuerpo se estremeció. - Le dije que habían héroes profesionales, ¿Verdad? - Moví mi cabeza de forma afirmativa sin decir nada, aunque el ratón no hubiera esperado una respuesta realmente. - Ellos también fueron niños alguna vez, también ocultaron sus poderes de la sociedad y teniendo apoyo de sus padres normales u otros estando solos y sobreviviendo por su cuenta, terminando en algún punto en esta Academia y volviéndose lo suficientemente poderosos como para que dejaran de negarles una vida normal, ellos ayudan protegiendo la escuela, a la sociedad y a las personas normales y con poderes. Eddie pensó repentinamente que no estaría del todo mal aceptar, tendrían protección si es que la Fundación Live lograba dar con ellos. Aceptamos, Eddie, dile que sí al ratón. Eddie sonrió externamente al escuchar a su otro hablarle emocionado. - Me gustaría aceptar, si aún le parezco adecuado. - Eddie se colocó de cuclillas frente al pequeño animal, dejando su bolsa un momento en el suelo, que ahora notaba tenía una larga cicatriz cruzando el rostro y le extendió una de sus manos. - Me alegra que aceptará, señor Brock. - El animalito extendió una de sus patas y la estrecho con la gigantesca de Eddie. - Y espero que no se sienta fuera de lugar entre tantas personas singulares, aunque veo que lo lleva bastante bien. - No hay problema. - Eddie observó su alrededor una vez más antes de volverla hasta el animal y soltar la peluda y mullida pata de su nuevo jefe. - Y.. ¿Cuando empiezo? - Hay mismo, si no le molesta. - Eddie lo miró ligeramente sorprendido, demostrando que no esperaba de inmediato esa respuesta. - Son las nueve en punto, a las doce los niños vienen a almorzar, tiene tiempo de adecuarse, mucha suerte. - Y sin más el animal se alejó hacia la puerta y cruzó la cafetería para irse, pero al final se detuvo donde la puerta de la cafetería estaba y volteó a ver a Eddie de nuevo, pero con una mirada más seria. - Y señor Brock, - Eddie y Venom prestaron atención esta vez por el extraño cambio en el tono del animal. - Más tarde se le pondrá bajo unas pequeñas pruebas de salud, ya sabe, controles normales, por si acaso. - Nezu movió su pata de un lado a otro en despedida, sin esperar respuesta de parte de Eddie, y se fue sin más soltando la puerta a sus espaldas, la cual se tambaleó un par de veces antes de cerrarse completamente para quedarse en silencio. - Bien V, - Suspiró para sí mismo al saber que al menos tenían empleo para mantenerse en ese pequeño departamento en el que se vieron obligados a estar al haber llegado a ese lugar sin mucho dinero. - ¿Todo en orden? - Se colocó de pie al tomar de nuevo su bolso, estiro un poco sus brazos y observó a su alrededor colocando sus manos en su cadera. Hambre. Su estómago gruño y dolió demasiado al escuchar lo que casi gritaba su otro emocionado. Bien, desayunarían algo y se pondrían manos a la obra. Tenían tres horas. Se metieron en la cocina, volviendo sus pasos por la puerta que la alejaba de la vista de los clientes y observaron alrededor, en una pared a su izquierda notaron de inmediato que había un enorme tablón de madera que tenía hojas impresas con cosas anotadas, al acercarse notó que eran las comidas y sus recetas que se servían y en qué días de la semana. Eso lo haría fácil. Que bueno que había terminado por aprender uno que otro truco para aprender a cocinar y había pedido consejos y tutorías a Anne. Había agarrado un gusto por las artes culinarias, por ello había terminado en un buen lugar, con un empleo lo suficientemente bueno. Su estómago gruño de nuevo, tenía hambre como para comer por cuatro personas. Por un tiempo había comido por Venom y por si mismo y ahora sentía como si comiera por alguien extra. Hambre, Eddie. Si, si, ya voy, ya voy. #$&%€£€%&$# Con el hambre momentáneamente saciada, con comida de verdad y no solo Tater tots y chocolate como lo habían estado haciendo los primeros cinco meses de convivencia, se colocó manos a la obra. El sitio era lo suficientemente brillante como para que se diera cuenta en muy poco tiempo de que en verdad ellos vivían en una pocilga. Aún le quedaban las tres horas casi completas, por lo que podía meterse en sus tareas y terminar antes. Habían variables de comidas en todos los papeles que había leído, incluso en los días específicos de las semanas, cambiando algunos de vez en cuando y en fechas festivas también. Aunque también había una nota aparte, en una de las esquinas superiores, que decía que podía preparar unas comidas de su gusto para cambiar el menú, máximo dos veces a la semana. Pareciera que ya sabían que aceptaría el trabajo, porque en verdad que sabía preparar más cosas que simples sopas con fideos y verduras, se le hacía aburrido hacerlo muchas veces y a Venom no le gustaban mucho porque aveces no tenían carne. Así que optó por usar uno de los dos días en los que podía cambiar el menú, y preparar lo que se le antojaba muy hogareño. Puré de patatas con zapallo y una carne tierna, la cual pensó que era pulpa pero no estaba lo suficientemente informado, que cortó en muchos trozos de el largo de sus propios dedos y al menos tres centímetros de ancho. Recordaba que también había que incluir algún postre, además de alguna cajilla de leche o jugo pero de aquello no debía preocuparse porque estaban todas ordenadas especialmente en una enorme heladera de puerta transparente. Así que debía preparar algún postre sencillo, ya que no creía que se pudiera servir helado en medio de la semana, además de que varios podrían ser alérgicos a la lactosa y eso los dejaría sin postre, le parecía injusto. Decidió hornear pasteles, no sabía bien qué cantidad de alumnos ya tenía la Academia, pero debían de ser demasiados ya que recordaba muy bien que era una construcción enorme. Haría las mezclas para hacer al menos unos diez y ponerlos a cocinar luego de que la carne estuviera lista y las papas ya peladas en puré al igual que el zapallo. Un pequeño cosquilleo en la parte baja de su estómago le resaltaba esa emoción de pensar que reacción harían los niños orientales de una comida extraña como lo eran las de América del Sur. Se le antojó mirar el reloj que estaba sobre la puerta que llevaba al pequeño espacio en el que podía atender y notó sorprendido que aún le quedaba poco más de una hora para las doce y ya casi terminaba sus preparaciones. Bueno, las bandejas de puré de papa fueron llevadas a través de la puerta de la cocina y puestas debajo del cristal en la parte de servidos, al igual que el puré de zapallo. A la carne le faltaba cocinar aún en el horno, así que se permitió quitarse el delantal, que había encontrado junto a la mesa debajo del pizarrón con las listas y se recargo en la larga y pesada mesada de piedra de la que ya había quitado todo lo que utilizó, luego de lavarlo. En ese momento relajado se permitió volver a su mente, notando de inmediato que Venom en todo momento se había quedado silencioso mientras él trabajaba y ahora seguía en aquéllo. - ¿Amor? Sintió un ronroneo en su pecho cuando pronunció el sobrenombre que había comenzado a utilizar en algún momento para el symbionte. Eddie.. La palabra le derrito el cuerpo, algo en el tono utilizado por el otro le soltó todo en lo que Venom estaba pensando en ese instante, como si pudiera leerle la mente. - V, V, de verdad lo siento mucho, has sido un muy buen chico, pero no podemos hacer eso ahora. - Intentaba sonar firme, intentando comunicarle al otro la urgencia del asunto, pero Venom no dijo nada más y comenzó a envolverle la piel por debajo de la ropa como lo había hecho a lo largo de la mañana, pero ahora con un toque diferente los pequeños hilos suaves y tibios, ignorando todas las palabras que temblaban queriendo formarse en balbuceos. Hasta que su cuerpo comenzó a temblar reconociendo todos los pasos que llevaban a un indudable final. Eddie.. Una baba negra y flotante comenzó a despegarse desde su pecho, comenzando a formar una figura grande que tenía brazos y piernas y una cabeza repleta de abundantes y golosos dientes que le sonreían junto con unos ojos estirados que no dejaban lugar para negativas. - V, V, no podemos. - Pero sus palabras eran cortadas en cuanto sentía esos enormes y gelatinosos brazos rodear el cuerpo y jalarlo hacia el enorme cuerpo ajeno con una fuerza suave. Me he portado bien, Eddie. Y Venom tenía razón, le había dejado terminar un trabajo que le llevaría más tiempo si no se enfocada sólo en eso. - Si, has sido un buen chico... Eddie sintió su propia voz tambalearse y su cuerpo presionar en la zona de su estómago. Tenemos hambre de Eddie. - Claro amor, claro... ¿Qué más podía hacer él que felicitarlo por ser un buen chico? Algunas cosas quieren descontrolarse. ____________ Cap 3: Eddieeeee.. Estaba bien si lo dejaba hacer lo que quisiera por un rato, de igual forma no haría nada malo ¿Verdad? Nadie vendría hasta dentro de una hora, así que estaba bien ¿Verdad? A pesar de que era una enorme cocina demasiado blanca, al punto en el que si miraba sólo hacia el techo creía que era un hospital, no la iban a ensuciar ¿Verdad? Venom tendrá consideración si alguien venía y le avisaría de algún peligro- Eeeddiiieee.. Tiró su cuello hacia atrás con los ojos cerrados, cediendo a los silenciosos pedidos que su symbionte susurraba en su interior. Una lengua larga y unos afilados dientes no tardaron en posarse sobre su garganta desnuda y expuesta, subiendo por su piel hasta su rostro y enrollando alrededor de sus hombros y clavícula. En otras partes sentía las enormes manos meterse por debajo de su ropa abrigada, como si tuviera compasión de que necesitaba la ropa intacta aún. Le daría las gracias por pensar en ello más tarde, porque él mismo en ese instante no podía, se sentía ebrio hasta la frente en esos segundos en que su symbionte emergió de sus entrañas. Las feromonas que Venom producía en masa cuando quería tirarlo fuerte contra él, lo dejaban lo suficientemente debilitado y atontado como para comparar el estado con una fuerte, muy fuerte borrachera. Sus piernas no tardaron en derretirse para tirarlo al suelo, pero las enormes manos de Venom lo tenían bien sujetado contra él evitando que fuera a hacerse tan siquiera un pequeño raspon. Aquello pareció ser una especie de luz verde para que finalmente se sentará en el suelo, recargando la espalda contra la parte baja de la mesada y llevándolo en todo momento con él, el repentino movimiento apenas si podía asimilarlo, porque lo único que sentía eran las caricias furtivas de un extasiado symbionte. Eddieee.. A venom parecía gustarle arrastrar las letras de su nombre a cada momento en que estaba solos y a si mismo le daba una sensación de confort y cariño como la que le había faltado a lo largo de su infancia. Venom lo enderezo, por lo que finalmente abrió sus ojos, luego de tantas caricias propuestas por su otro, y le observó colocarlo firmemente sobre su regazo. - V.. Su propia boca salivaba y se arrastraba su lengua dormida, como si le hubieran inyectado anestesia en las encías y a lo largo. Se sentía muy atontado, pero a pesar de que apenas recordaba ya haber experimentado algo similar, no lo había hecho de aquella forma. Observó a Venom no apartarle la vista de encima, sintió que le subía los brazos y observó cómo le quitaba el poleron, el cual era la única prenda superior que había podido colocarse ese día. Lo dejó suavemente a un lado y observó de nuevo el cuerpo de Eddie, poniendo de inmediato sus manos sobre la piel expuesta que se mostraba perfecta, sin ningún tipo de marca o similar, además de sus tatuajes. Brock no tardó en sentir un piquete de aguja en su hombro, un poco molesto pero nada que no fuera soportable, sabiendo en alguna esquina de su cerebro que Venom había mordido, no para comer eso jamás sino por lujuria. La suave y húmeda lengua de su otro no tardó en bañar la zona de cualquier escape de sangre, repasando la hilera de huecos nuevos que formaban un círculo aterrador de un intento de asesinato por algún animal. Eddie se sintió tranquilo y excitado por el subidón de feromonas repentinas luego de ese acto. Sus ojos enfocaron el rostro de Venom, notando la alargada lengua deslizarse por la hilera de peligrosos dientes que le sonreían. Elevó sus manos, o intento ya que las manos más grandes tomaron las dormidas suyas para llevarlas a donde sentía que quería llevarlas su anfitrión. Justo en medio de los dientes ambos pulgares se colocaron peligrosamente, capaces de perderse y desprenderse del resto si el enorme monstruo cerraba sus fauces, pero eso no pasaría. Desde ese contacto, las enormes manos abandonaron las suyas, sintió un ronroneo que subió desde sus dedos hasta su propio pecho. No tardó mucho para que Venom bajará sus enormes y peligrosas manos a quitarle los pantalones y los boxers de una forma que le alegraría cuando estuviera más consciente, ya que conservaba sus prendas intactas, no sabía como quedaría luego de todo ese trance repleto de feromonas pero al menos tendría su ropa intacta y no andaría buscando alguna excusa para dar por estar desnudo o con hilachos de su propia ropa. Venom no tardó mucho en buscar su orificio inferior y empujar sus dedos dentro, Eddie apenas podía sentir incomodidad, y parecía ser fácil de ese modo para su enorme compañero porque no detenía ningún movimiento y logró sentirlos de inmediato en cuanto comenzó a empujar el segundo. Realmente recompensará en casa a Venom por mantener la situación bajo control, claro además de empujarlo lo suficiente como para tener sexo en su lugar de trabajo, o hablando de eso, su vista cansada se arrastró del rostro de su compañero hacia los dos hornos que estaban a un par de metros de ellos, parecían haber sonado ya, no estaba seguro porque no los había oído, pero los observo un rato, lo suficiente como para que Venom se diera cuenta de su preocupación por estropear su primer día de trabajo, así que observó como una víbora negra se alzaba desde algún lugar a sus espaldas y serpenteaba hacia los hornos para apagaba las perillas y con ellas consumir el fuego. Gracias amor. Apenas si pudo arrastrar su mente, cuando volvió la vista al frente y los zarcillos negros volvían a su sitio. Justo en cuanto se encontró el enorme rostro de su symbionte frente a él quien lo elevó un poco y lo dejó caer de nuevo sobre su regazo, empujando un miembro duro y largo, caliente y palpitante dentro de sus entrañas. Vio a Venom comenzar a salivar y su propio cuerpo se abría fácilmente a él comparadas con las otras pocas ocasiones que lograba recordar en esos instantes y recibía los apresurados y profundos movimientos de su compañero que no había dejado oportunidad de asimilar el porqué del cambio. Quizás el estado de borrachera había vuelto su cuerpo una masa gelatinosa y fácil de amoldar para Venom, porque no había esperado nada para moverse con prisas y provocarle ver las estrellas y toda la puta constelación con sus golpes a las zonas sensibles y deliciosas que mandaban descargas al cerebro de Eddie y como consecuente al cuerpo de Venom, quién incluso en el frenesí había comenzado a morder otras zonas que estaban cerca y quizás no tan cerca de sus mandíbulas. Marcando sus dientes sobre la piel de su Eddie, y clavando sus garras en las caderas blandas y jugosas de su huésped, teniendo la precaución de no dañar, lo último que podría pensar en hacerle a Eddie era dañar, jamás, jamás dañarían a Eddie, su Eddie. Bajo sus enormes brazos podía observar a su Eddie temblar y derretirse por todas las sensaciones que él mismo le provocaba. Se sentía orgulloso de ellos por los halagos perdidos que podía oír en la mente de su Eddie, sobre que lo recompensará más tarde, de que era un buen chico y que sabía bien cómo llevar una situación con calma. Porque la verdad, había mantenido una extraña calma desde que Eddie se había puesto a preparar los alimentos para servir en un rato más. Había soltado un cóctel de feromonas para pasarle a su Eddie su estado de excitación, y dejarle lo suficientemente predispuesto a la relación carnal. Y se veía demasiado hermoso con la piel brillosa, los ojos aguados, la boca abierta, la saliva bajando y la piel poco a poco siendo llenada por sus mordidas, era demasiado hermoso para que alguien más siquiera pensará en verle. Lo abrazó contra su pecho, sintiendo celos y rotundo odio hacia quien quisiera a su Eddie, y empujó más hacia arriba, escuchando los pequeños grititos que soltaba su Eddie al empujarlo repetidamente en las zonas suaves y profundas en su cuerpo. Era su Eddie. Y nadie jamás los separarían. #$&*%*&$# Eddie intentaba mantenerse de pie con sus tembloroso brazos sobre la mesada, sus piernas temblaban y querían dejarse caer por el esfuerzo, pero Venom lo sostenía con sus enormes manos en su forma grande, apartada de su propio cuerpo y le colocaba sus ropas de nuevo. - Amor.. Amor, no voy a poder caminar bien así. - Eddie medio susurró, aún digiriendo el cóctel de feromonas que poco a poco se apagaba en su cuerpo, ya que Venom se había saciado en tres rondas, siendo detenido en algún punto por la preocupación de Eddie. Ayudamos, Eddie. Un poco de la masa negra se comenzó a fusionar con el cuerpo de Eddie de nuevo, y se moldeó en unos pantalones negros por sobre los que ya portaba Brock y unas botas, de esa forma Venom maneja darle unos empujones a las piernas de su Eddie. Estiró su mano hacia atrás y atrapó el enorme y aterrador rostro de su symbionte para plantarle un superficial beso de agradecimiento, el cual provocó un ronroneo en la parte posterior de la garganta del enorme cuerpo del goo espacial. - Gracias amor. - Venom pasó su larga lengua por el rostro y el cuello de su Eddie antes de volverse a fundir completamente en los poros del cuerpo humano y mantenerse pegado bajo la primera piel, confundiendo a su castaño quién no se podía percatarse aún de los sonidos fuera de la cocina. - ¿Venom? - Llamó despacio, pero el contrario sólo se quedó quieto y escuchando fuera, los pasos que su Eddie aún no podía oír, estaba a punto de responderle cuando unos golpeteos que se ahogaban en un cristal se dejaron escuchar. - ¿Hola? - Un grito moderado de algún adolescente o niño, en un idioma que no logró entender a la primera, se escuchó desde donde estaba parado ocasionando un click en su cabeza. Se apresuró en abrir ambos hornos y quitar las bandejas de humeantes y jugosas carnes antes de tumbarlas rápidamente en unas fuentes ovaladas, hasta el tope, y cruzar la puerta de la cocina con dos en cada mano. Su mirada no tardó en encontrarse con un par más sorprendidas que le observaban al otro lado de la ventana en la que atendía el sitio. Apresuro sus pasos hasta llegar a la mesada frente a la alargada ventana, y depósito las cuatro fuentes de carne jugosa sobre la piedra elegantemente pulida. Son niños, Eddie. El nombrado sólo le dio la razón en silencio a su symbionte y se concentró en los adolescentes que cargaban unas bandejas vacías para el almuerzo. - Lo lamento, soy nuevo, así que hoy no habrá mucha variante. - Soltó suave con una sonrisa, mientras se frotaba nervioso la nuca, en señal de vergüenza, se sentía un poco torpe al haber preparado tan poca variedad. Los adolescentes de quizás dieciséis años le ofrecieron sonrisas amables pero confusas por un momento, pero no menos amable, mientras observaban el puré en las bandejas debajo de los cristales de exhibición. - Es usted inglés, señor.. - Eddie se sorprendió ligeramente al escucharles hablar inglés a los niños asiáticos. - Eddie Brock, gusto en conocerles. - Igualmente, yo soy Mirio Togata, y mi amigo es Tamaki Amajiki. - Señaló al otro muchacho, quién se encogió un poco de hombros. - siéntase a gusto en UA, puesto que no hay nada que temer. - Y lo vio golpear su pecho con una de sus manos en un puño, tenía brazos musculosos. Tiene mucha fibra, Eddie, comamoslo. Eddie no pudo evitar su sonrisa divertida al escuchar a Venom en su mente, ya que sabía que lo del symbionte era en broma, no le gustaba pensar en comer niños. Jamás. - Hay muchas cosas nuevas dentro de la Academia y no muchos pueden demostrarlas fuera, así que no se asuste. - El niño se mostraba energético y hacia algunas formas en el aire cuando hablaba, Eddie sintió demasiada simpatía por el niño. Agradeciendo a sus adentros por que su primera conversación fuera entendible para las dos partes y no una pelea de balbuceos inentendibles para ambas partes. Sonrió de nuevo y tendió su mano hacia el frente para tomar la bandeja de ambos adolescentes y colocar las variables de los dos tipos de pure y unas cuantas piezas de carne para cada uno, preguntando cuánta sal querían y si querían agregarle algún otro condimento, a lo cual recibió varias preguntas al no haberlo probado antes. Esperaba que no lo hubieran descubierto. _____________ Cap 4: No había estado del todo mal su primer intento en su nuevo trabajo. Nada fuera de lo normal, incluidos los problemas del idioma entre los demás niños y él, era normal que no todos manejan otro idioma a la perfección, pero nada malo en su primer día. Además de ese chico irritante. Sintió a Venom enredarse alrededor de su estómago gruñendo ante el recuerdo. Sí, suspiró, nada malo además de aquel rubio explosivo y de mal carácter que le había gritado varias cosas y le había mostrado en pleno ataque de rabieta una de sus palmas abiertas y lanzando explosiones, Venom había estado apunto de saltar a comerle la cabeza. Pero otros alumnos se interpusieron y lograron que se controlará y se fuera a sentar dejando a Eddie suspirando. Bueno, ¿Qué sería de su vida si algo fuera normal? También el árbol que hablaba. Eddie no pudo evitar reírse al oír a Venom de nuevo, recordaba un niño que pareció venir a disculparse por el rubio chillón, tenía cabello verde y se veía muy amable y nervioso al disculparse y Venom decía que su cabello parecía un árbol. Era muy gracioso. Pero dentro de todo su primer día había ido bien, muy bien de hecho, hasta ese momento al menos. Por qué luego de terminar, guardo las cosas en la cocina, tomó su bolso y a medio camino recordó que tenía que ir a hablar con Nezu, su pecho se estremeció al recordar de golpe que quería hacerle un chequeo médico. No Eddie, médicos NO. Venom gritaba en su cabeza, no ocasionando dolor pero sí miedo, recordando de golpe todo lo que la Fundación Live había estado haciendo, además de los aparatos de hospitales que les hacían daño. Sintió a Venom envolverle el cuello y el pecho junto con el estómago, al no querer ir. Pero Eddie pensó que no usarían esas cosas de hospitales, era un pequeño consuelo que quería creer. No Eddie, ¡Médicos NO! Repitió de nuevo su symbionte asustado, apretando un poco su agarre. Pudo irse a casa a descansar por ese día, pero perdería su trabajo si no iba a lo que le había pedido su nuevo jefe, perderían el único trabajo por el que habían llegado a Japón en primer lugar. No Eddie, ¡No! Venom, cariño, es necesario. Sintió a Venom gruñir en protesta a éso, no estando totalmente de acuerdo, pero Eddie de igual forma se encaminó a ir a la oficina de su jefe, terminando por perderse y recurriendo a preguntar indicaciones un par de veces. - Señor Brock, - Un escalofrío le recorrió la espina dorsal al escuchar al pequeño roedor llamarle apenas abrió la puerta luego de tocar. - Sígame, por favor. #$&%¤%&$# Venom se mantuvo en silencio todo el tiempo, pero podía sentirlo vibrante justo por debajo de su piel, como esperando a la menor provocación para rodear su cuerpo y arrancarles la cabeza a los médicos. Y estaba en todo su derecho de desconfiar, Eddie podía confesar que tampoco estaba muy tranquilo sentado sobre esa camilla en la enfermería de la Academia. Estaba en silencio y el director se había ido para buscar a quién era el 'médico'. Eddie no estaba muy seguro, pero no podía hacer nada al respecto o perderían su único sustento por el momento. Pasaron diez minutos y la puerta se abría de nuevo, dejando por ella entrar a una viejita muy pequeña, que sorprendió a Venom y a él, y por detrás el director. Estaba un poco desconcertado, pero no se quejaba si no habían médicos. - Señor Brock, ella es la doctora Chiyo Shuzenji, conocida como la heroína Recovery Girl. - Presentó el roedor a la bajita señora, a lo que Eddie sólo pudo bajarse de la camilla y arrodillarse en el suelo para estar más a la altura de la mujer adulta. Y aquello pareció agradarle a la señora, porque sonrió y alargó una de sus manos. - Gusto en conocerla, soy Eddie Brock. - Se presentó él mismo extendiendo su propia mano y estrechando con la de la heroína de avanzada edad. - Que bueno conocerlo, señor Brock. - Eddie no pudo evitar sorprenderse por la extraña voz de la mujer, pero fingió ignorancia. - Comenzaremos con el chequeo médico si no le importa. Eddie movió la cabeza positivamente pero dudoso y Nezu pareció notarlo, porque mientras la doctora se alejaba a una mesa, el se acerco un poco a Eddie, mientras éste se sentaba de nuevo en la camilla en la que Nezu lo había dejado antes. - ¿Tiene inquietudes, señor Brock? - Lento y tranquilo preguntó, sin ningún atisbo de burla en su pausada voz. Y Eddie se sorprendió de que lo leyera tan rápido, aunque Anne le había dicho que era muy fácil leerle, a veces. - Si.. - Dijo dudoso, sonando como pregunta más que nada, pensando en si estaba realmente bien que le pregunte cosas que realmente son obvias. - ¿El chequeo es por si algún virus contagioso, verdad? Nezu casi río con su pregunta, pero le respondió tranquilamente y con la pequeña sonrisa en su pequeño y peludo rostro. - Claro, señor Brock. - ¿Entonces el certificado de control de salud? - En su pequeño bolso que había cargado desde la mañana traía los papeles necesarios, que también se le había pedido cuando le llamaron y luego le enviaron al correo electrónico. - Claro, para saber su expediente médico por supuesto. Allí parecían cerrar sus palabras, además de que no sabía qué más preguntar, sus preguntas estúpidas se había reducido a lo más profundo de su mente dejándolo blanco. La viejita se acercó de nuevo, trayendo consigo una mesa llena de cosas de médico que le había visto alguna vez a Dan cuando iba al hospital, no por gusto claro está. Sus manos comenzaron a sudar y su espalda tembló, sintió a Venom queriendo salir en ese instante. Susurró en su mente palabras para tranquilizarla y le hizo retroceder sólo un poco en su piel. - Bien, señor Brock, - La pequeña mujer ahora se encontraba en una silla frente a las rodillas de Eddie y tenía un caleidoscopio en sus manos. - Sólo siga mis indicaciones por favor. Eddie sólo asintió, preso de soltar alguna palabra inadecuada y se dejó hacer en todas la pruebas que gracias a su poca buena suerte no incluían ningún aparato que hiciera algún sonido espantoso. Varias pruebas simples y le extrajeron un poco de sangre del brazo, no le molesto, pero le provocó un poco de miedo el que con aquéllo buscarán descubrir a su symbionte y con ello los delatara, pero guardó silencio para no crear sospechas si aún no habían. Incluso en un punto pidieron que me quitara toda la ropa superior, lo cual me decían que era la última prueba que me harían. No dijeron nada cuando me saque sólo un poleron, ya que no había alcanzado a colocarse una remera esa mañana, sino que observe los ojos asombrados al ver mi cuerpo cuando me quite la prenda. Quizás pensarán que era un vándalo por los tatuajes de mi juventud, pero tampoco dijeron nada, en cambio la viejita llevó rápidamente sus manos a mi cuerpo, tocó mi hombro derecho por lo que la seguí con mis ojos. Diablos. Las marcas de dientes de Venom seguían en todo mi cuerpo, pero no había ni un rastro de sangre allí. Claro, para la pequeña corriente de sangre pero no desaparezcas las marcas. Le reprocho a su symbionte en su mente, pero sólo escuchó una risa interna junto con un ronroneo en su pecho. Se estaba burlando de él. Parásito posesivo. Marca, Eddie nuestro. Eddie se sentía apunto de partirse en una carcajada, pero tenía que pensar en frió, porque no tenía ninguna excusa para dar de explicación a las enormes mordidas que podrían ser de algún animal gigantesco que no lo haya matado. Sentía los dedos pequeños que lentos se desplazaban para tocar los huecos de los dientes en su hombro, pensando quizás en qué carajo le había atacado. Aunque Eddie estuviera en buena forma tal vez una animal así de fiero podría haberlo matado. - No hay hemorragias externas, pero parecen recientes. - la viejita seguía tocando, hasta que se subió a la camilla y giro a la espalda de Eddie para seguir observando. - Por Dios.. Eddie mordió su mejilla interna pensando en cuánto había marcado venom en su espalda, mientras sentía las manos de la viejita allí también. Mucho. Resoplo, podía sentir la diversión de Venom en su mente, no le importaba que le hubiera llamado parásito. - ¿Qué bestia hizo esta atrocidad? - La señora volvió al frente sin apartar su vista de las marcas que rodeaban a Eddie, aún no le veía a los ojos. - Ya debería haber ido a un médico, - La mujer levantó la mirada fruncida hacía arriba, preocupada, Eddie se sintió culpable de provocar esa expresión en alguien, aún se sentía mal por haberlo provocado en Anne en el pasado. - ¿Tiene alguna fractura interna? - No, estoy bien doctora. - Ofreció suave Eddie, mostrando una pequeña sonrisa en disculpa. La vio suspirar y un poco lejos, a Nezu destensarse, no tenía su sonrisa tranquila de antes. - Si no te importa, curare las heridas, es el poder que yo poseo. - Eddie no se sorprendió, pero le pareció sorprendente y fascinante que una persona así pudiera existir. Eddie asintió tranquilamente, mientras sentía subir la calentura de rabia de Venom por su mente y un gruñido en su pecho. Vio a la viejita alargar los labios, lo cual le sorprendió y asustó en partes iguales, pero antes de que le diera un beso en la frente, gracias a Dios se dio cuenta que hacia allí iba, la puerta de la enfermería se abrió de un portazo. Por lo tanto toda acción en la habitación se detuvo en seco. Eddie no sintió vergüenza, pero sintió el odio de Venom hacia quienes ahora estaba mirando fijamente el cuerpo musculoso de Eddie y repleto de tatuajes y mordidas. Qué incómodo. Eddie apartó un poco la vista, porque había reconocido unos cuantos rostros en medio de todos los niños, incluyendo al niño de cabello de árbol. Venom volvió a gruñir, a punto de salir de su piel para cubrir su pecho con su masa negra. - El joven Midoriya está herido. - Si, la viejita se apartó enfadada, señalando la camilla frente a Eddie, para que recostara a ese niño que tenía su brazo derecho hecho una masa destrozada y estaba inconsciente, desde el punto de vista de Eddie. La viejita se bajó de la camilla de Eddie y movió la silla frente al otro niño, antes de subirse de nuevo y pararse junto al inconsciente. Tiene los huesos del brazo rotos. ¿Quién le haría algo así? Eddie frunció su ceño y ahora observo al hombre que había traído cargado al niño, notando que era enorme, gigantesco y mostraba los dientes en una mueca. Eddie sintió sus propios dientes en una mueca, ¿Ése lo hizo? Venom gruño como un depredador desde su pecho, sintiendo odio hacia quién hubiera lastimado al niño. - Volvió a romper su brazo. - Escuchó sorprendido, al enorme hombre pronunciar aquello hacia la ancianita. ¿El niño se rompió el brazo sólo? ¿Qué clase de diabólica Academia es ésta entonces? Nezu le llamó la atención a Eddie. - Señor Brock. - Temblando de rabia, por el mal trato de los adultos hacia los niños, habiendo experimentado él mismo de pequeño algo así, volteó a ver al animal que estaba en el suelo y le veía de forma seria. - Esto suele ser parte del camino de los niños para controlar sus poderes. Eddie sintió que su rabia burbujeante bajaba un poco, volviendo su vista hacia la ancianita que justo le atrapó alejándose tras haberle besado la frente al niño de verde y viendo como poco a poco el brazo morado del niño se comenzaba a volver de un color normal y lentamente a acomodar en una dirección correcta. Eddie sintió como si el roedor le hubiera dado consuelo. Los niños de la habitación recibieron un pedido de dejar al muchacho descansar para que se fueran, no tardaron demasiado. Sólo quedaron la ancianita, el director, el tipo enorme, el niño dormido en la camilla y Eddie con Venom en su interior. Vio a la viejita acercar de nuevo la silla hacía sus piernas, se subió a ella y le tendió un beso a Eddie en la frente, pronto observo como las mordidas de Eddie se cerraban en segundos. - Terminamos señor Brock, cualquier anomalía en su salud le avisaremos, nos vemos mañana. - Nezu se encaminó sin más hacia la puerta, con los brazos en la espalda. Eddie sólo asintió y se fue poco después de haberse colocado de nuevo su chamarra. #$&%¤€¤%&$# Luego al estar de nuevo en el algo vacío, sucio y viejo departamento en que se estaba hospedando, dejó sus llaves, su billetera y su bolso a un lado de la cocina y fue a tirarse sobre su cama de cara, se sentía agotado y aún más cuando Venom dejó de formar esos pantalones negros para que caminara bien. Hambre, Eddie. Si, si, amor. Eddie volvió a intentar colocarse de pie, observando su ventana de la cocina, notando la oscuridad que se aproximaba. Deberían salir a cazar. _________ Cap 5: Cuando no tardan nada en escabullirse sin siquiera hablar sobre el pequeño y fugaz pensamiento que pasó por su mente, tendría que haber presentado que algo iba mal. Pero no, salió como lo hacía normalmente en su ciudad y se olvidó de todo. Se olvidó de su bonito trabajo nuevo, se olvidó que dejó su hogar, se olvidó que el mundo tiene más super héroes que los Vengadores, y se olvidó que la asociación life aún puede estarlo buscando para matarlo. Sí, dejó todo atrás y simplemente disfruto de su momento a solas con su gigantesco compañero. Sí, todo saldría bien. Todo estaría bien. _&_%_&_%_&_%_&_
Estaba de más decir que todo lo planeado, junto con los regalos que querían darle, apenaba mucho a Chrome.
Ah eso si, no se acercaba en nada, ni un pelo, a cuando era a su jefe a quien le daban los regalos.
Un tomate podría decirse que era el castaño en esos momentos.
El Cielo en estos momentos cargaba, luego de ofrecerse, las compras que las féminas realizaban en cada lugar visitado.
No le molestaba en lo absoluto, su fuerza aumentada con los años no era poca, y su pensamiento siempre era y sigue siendo que será el que estará siempre para servir a su familia.
En las mañanas de esas fechas solía hacer frío por lo que todas habían recogido un abrigo para llevar puesto y él no era la excepción, el único inconveniente para él era que el abrigo que había agarrado a las apuradas y por instinto de supervivencia, por culpa de Reborn, había sido nada más ni nada menos que su capa de Décimo.
Se sentía avergonzado, por Dios.
Pero gracias a todo lo bueno en el mundo nadie parecía notarlo a él, su presencia era nula en el universo y aumentó aún más al tener a quienes considera parte de su preciada familia, vestidas de forma muy llamativa.
Podría decirse que ello era bueno y algo malo en partes iguales, por el momento.
Pero igualmente hacía un esfuerzo en tratar de ignorar las malas versiones para no arruinar el lindo día de una de sus guardianas y sus amigas.
Lo que le hacía recordar que aunque trabajarán tan arduamente y se merecían descansos prolongados, desde su punto de vista claro.
Pero ellas siempre lo rechazaban cuando les decía que tomarán algunos días de descanso, el mismo no podía por ser el cabecilla pero eso no era relevante.
Por lo que cuando se los pidieron no dudo ningún segundo en aceptar.
Estaba de más que se lo pidieran a él ya que simplemente podrían dejar de trabajar el tiempo que quisieran y él no les diría nada, todo era por la comodidad de su preciada familia.
Siempre iban con él a consultar todo tipo de situaciones y problemas, lo cual lo alegraba en gran medida ya que lograba aliviarles el estrés y la presión que conllevaba pertenecer a la Mafia.
Y no tenía problema con eso.
+%+#+%+
Ahora finalmente se encontraba en una banca, en una tienda de ropa, esperando y descansando.
Caminar de un lado para otro cansaba, lo admitía pero no en voz alta, pero no significaba que no le gustara ayudarles.
Tenía unas quince bolsas de ropa a su derecha en el suelo y esperaba pacientemente observando a la nada a que las chicas se probarán todas las prendas que quisieran y eligieran cuales llevar.
Incluso Chrome se había agarrado a aquélla idea, lo cual lo hacía feliz.
Reiteraba por milésima vez que no tenía problemas con ello es más lo hacía feliz todo aquello.
- J-jefe..
Atendió inmediatamente el bajo llamado hacia su guardiana que había resultado ser la primera en salir.
Vistiendo un vestido púrpura largo hasta sus pies y suelto, sin ningún adorno ni nada parecido, muy sencillo y elegante.
- ¡Se te ve muy bien Chrome! - Le sonreía alegre, cálido, demostrando la verdad en sus palabras.
Y no podía haber respuesta más honesta que esa.
Si, encajaba a la perfección con el aura que ella emanaba.
- G-gracias, jefe.. - La muchacha se sintió avergonzada y halagada en partes iguales.- Entonces, iré a cambiarme.. - Y con ello volvió por donde vino.
Pareciera que la muchacha siempre pensaba a futuro, porque en unos cuantos días se daría una especie de baile en la mansión de una persona que quería ser aliada de Vongola y bueno, ese vestido le quedaba muy bien si quería usarlo para esa ocasión.
Las siguientes en salir fueron Kyoko e I-pin.
La adolescente con un vestido chino de color azul, largo hasta sus tobillos, con un bordado de flores y cortado en ambos lados.
Y la de cabello castaño claro, llevaba uno alargado y con varias capas de color plateado sin ningún bordado más que una flor dorada enganchada al cuello.
- Y ¿Qué tal, Tsuna?
Parecía que todas se habían puesto de acuerdo con elegir vestimentas sencillas pero elegantes.
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